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Paisajes en la colección Carmen Thyssen

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Rusiñol, Gauguin, Sunyer, Monet. Paisajes en la colección Carmen Thyssen es una exposición itinerante que puede visitarse, hasta el 5 de enero, en el CaixaForum de Girona. A partir del 7 de febrero se expondrá en Tarragona, y más tarde viajará a Lleida. Como sabéis, el paisaje es uno de mis géneros pictóricos favoritos, así que, siempre que puedo y queda cerca de mi ciudad, intento visitar cualquier exposición dedicada a la pintura de paisaje. Y más si tiene calidad, como en este caso. Esta exposición reúne 55 obras procedentes de la colección Carmen Thyssen que ilustran la evolución del paisajismo catalán y europeo, desde mediados del siglo XIX hasta las vanguardias del siglo XX. No sólo se muestran lienzos de reconocidos artistas catalanes, como Ramon Martí i Alsina, Santiago Rusiñol, Joaquim Vayreda, Modest Urgell, Eliseu Meifrén, Josep Amat i Pagès, Joan Miró o Antoni Tàpies, sino también de artistas extranjeros que ejercieron una gran influencia en el arte catalán, como Gustave Courbet, Claude Monet, Pissarro o Gauguin. Y es que la intención de esta exposición es poner de relieve la relación que siempre han mantenido los artistas catalanes con las grandes tendencias de su tiempo. 

Si os parece bien, empezaremos nuestro recorrido con las explicaciones proporcionadas por la nota de prensa. He seleccionado aquellas pinturas que he encontrado con más calidad y las he ordenado según los mismos ámbitos que pueden verse en la exposición. Antes de dejar paso a una explicación más detallada, me gustaría recomendar la visita a todos aquellos que tengan la oportunidad de acercarse a Girona o, más tarde, a los centros de Tarragona y Lleida. Las obras expuestas valen mucho la pena de ver. Para mi gusto, desde esa extraordinaria vista panorámica de Ramon Martí i Alsina, hasta los cuadros impresionistas de Monet, Pissarro o Sisley. O también el paisaje nocturno de Meifrén. O la pequeña joya -que para muchos pasa desapercibida- del inglés John Atkinson Grimshaw. O... cada obra tiene su encanto, su peculiaridad, su manera de transmitir emociones. Cada una de ellas busca un diálogo con la naturaleza.


NATURALISMO

La pintura de paisaje se convirtió a lo largo del siglo XIX en uno de los principales motores de renovación artística. A principios de siglo todavía era considerada como un género menor, supeditado a la pintura de historia. Sin embargo, su escasa reglamentación y sus amplias posibilidades de desarrollo al margen de otros géneros facilitaron su rápida evolución. Varios factores contribuyeron a que este cambio tuviese lugar. El primero de ellos fue la crisis del modelo ideal del paisaje italiano y la nueva atención prestada a los rasgos peculiares del paisaje de cada región. Al tiempo que esto ocurría, el paisaje histórico fue progresivamente sustituido por composiciones cuya única protagonista era la naturaleza. Por último, la práctica de la pintura al aire libre fue impregnando con su libertad y frescura las composiciones destinadas a los certámenes oficiales.

En Cataluña esta evolución se gestó de forma algo más tardía que en otras regiones de Europa. Su principal impulsor fue Martí i Alsina, artista que conoció de primera mano la obra de Courbet y de los paisajistas de la Escuela de Barbizon. Durante los años sesenta del siglo XIX, Martí i Alsina formó en su taller a una nueva generación de paisajistas entre los que cabe destacar a Joaquim Vayreda, creador de la Escuela de Olot, también conocida como el Barbizon catalán.

Ramon Martí i Alsina 
Vista panorámica de una costa catalana (1880-1888)

Gustave Courbet 
La playa de Saint-Aubin-sur-Mer (1867)

Théodore Rousseau 
La choza de los carboneros (1855)


DEL POSTROMANTICISMO AL SIMBOLISMO

El naturalismo fue criticado por los propios artistas por restringirse exclusivamente a la realidad observada. Modest Urgell halló una alternativa en la recuperación del romanticismo de origen germánico, con lo que logró hacer compatibles las novedades plásticas del naturalismo con una concepción espiritual del paisaje. Para los pintores simbolistas, asimismo, el paisaje debía aspirar a un nuevo idealismo, opuesto al materialismo y utilitarismo de la época. Uno de los motivos predilectos de los pintores citados fue la noche. Los paisajistas de Barbizon ya habían mostrado interés por los cambios de luz a distintas horas del día. Pero ahora, tanto Urgell como los pintores simbolistas dotaron a sus paisajes de un nuevo halo de misterio. Los paisajes crepusculares de Urgell ofrecieron una imagen de Cataluña contrapuesta al mundo bucólico de Vayreda.

No solo el mundo rural atrajo el interés de los pintores: también la ciudad fue objeto de representaciones nocturnas. En ellas, el fragor de muelles y factorías dio paso al silencio y la melancolía. A su vez, las luces artificiales tiñeron calles y edificios con nuevas y sutiles armonías. Al papel precursor de Urgell en el paso del posromanticismo al simbolismo en Cataluña hay que añadir la contribución de Meifrèn y Graner.


John Atkinson Grimshaw 
Noche con luna (1880)

Eliseu Meifrén 
Paisaje nocturno (1890)

Lluis Graner i Arrufí 
Puerto de noche (1900)


LA MIRADA IMPRESIONISTA

En el último tercio del siglo XIX se produjo una de las transformaciones más profundas de la historia del paisajismo. Los pintores impresionistas, en lugar de finalizar sus obras en el estudio -tal como venía siendo habitual-, extendieron la práctica de la pintura al aire libre al conjunto de su actividad artística. Rechazaron la tradicional construcción del paisaje a partir de una escala de medias tintas -del claro al oscuro-, recurriendo a todos los tonos del espectro cromático. Al mismo tiempo que eliminaban el negro de su paleta, también dejaron a la vista amplias pinceladas de color. Además de desarrollar una técnica novedosa, los impresionistas fueron los primeros en introducir en sus lienzos escenas de la vida moderna. Entre sus paisajes, son abundantes las representaciones de parques públicos y jardines.

La influencia del impresionismo francés no tardó en llegar a otros países. En Cataluña se hizo palpable ya desde 1890 en la obra de Casas y Rusiñol, mezclada junto a otros elementos tomados del naturalismo. También Meifrèn se aproximó al impresionismo en su última etapa, en la que pintó numerosas vistas de jardines mallorquines.

William Merritt Chase 
En el parque (Un camino) (1890)

Willard Leroy Metcalf 
La merienda campestre (1907)

Monet 
La casa entre las rosas (1925)

Armand Guillaumin 
Camino a Damiette (1885)

Pissarro 
El huerto en Éragny (1896)

Santiago Rusiñol 
La cruz de término (1892)

Alfred Sisley 
Claro de un bosque (1895)

Paul Gauguin 
La calle Jouvenet en Rouen (1884)


NUEVOS COMIENZOS

A principios del siglo XX empezaron a sonar voces a favor del clasicismo, como la del poeta griego afincado en París Jean Moréas, o la de los artistas Puvis de Chavannes y Aristides Maillol. La propia pintura de Paul Cézanne fue interpretada como un retorno a lo estructural tras años de predominio del sensualismo impresionista. En Cataluña, sin embargo, arraigó con gran fuerza de la mano del novecentismo de Eugeni d’Ors, movimiento a la par estético y nacionalista.

Tras unos inicios vacilantes, el novecentismo halló su expresión distintiva en los paisajes de Sunyer, imágenes de una Cataluña rural estructurada y racional en la que las personas conviven en armonía con la naturaleza. Cuando el novecentismo empezaba a perder protagonismo en el panorama artístico barcelonés, una nueva oleada clasicista europea afianzó su posición: el retorno al orden.

André Derain 
La iglesia de Chatou (1909)

Josep Amat i Pagès 
Vista de París (1935)

Pierre Bonnard 
Claro de sol (1923)

Émile Bernard 
Los acantilados de Le Pouldu (1887)

Matisse 
Conversación bajo los olivos (1821)


VANGUARDIAS

La recepción de las vanguardias constituyó un hecho tardío en Cataluña. El primer eco de los ismos franceses llegó de la mano del galerista Josep Dalmau, quien en 1912 organizó una muestra cubista con fondos procedentes de París. No obstante, no fue hasta la Primera Guerra Mundial -coincidiendo con la llegada a Barcelona de artistas que huían de París- cuando los propios pintores y escultores activos en Cataluña ensayaron nuevos lenguajes plásticos. Entre ellos cabe destacar la figura del uruguayo Joaquín Torres- García, quien, junto a su compatriota Rafael Barradas y a Celso Lagar, pintó paisajes urbanos con un lenguaje sincretista, mezcla del fauvismo, del cubismo y del orfismo de Robert y Sonia Delaunay.

Miró también se inició en los lenguajes plásticos modernos a finales de la década de 1910. Apoyado por Dalmau en su proyección a París, Miró dedicó parte importante de su obra al género del paisaje y se convirtió -junto a Dalí- en figura clave del surrealismo, movimiento que arraigó con verdadera fuerza en la Cataluña de los años treinta. La influencia del surrealismo pervivió después incluso de la Guerra Civil a través de la obra de los miembros del grupo Dau al Set. Muchos de los lienzos de Tàpies, Cuixart y Ponç de finales de la década de 1940 son en realidad paisajes del inconsciente. Su negación de la realidad exterior manifiesta el distanciamiento crítico de sus autores respecto al franquismo.

Georges Braque 
Marina. L'Estaque (1906)

Joan Miró 
Pintura (1936)

Antoni Tàpies 
A, desierto B, soledad (1950)


También os añado este video realizado por el CaixaForum en el que se puede ver la muestra al completo:



Agincourt, de Juliet Barker

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Os traigo una reseña muy adecuada para el día de hoy. Un 25 de octubre de 1415 tuvo lugar una de las batallas más decisivas de la Guerra de los Cien Años: la batalla de Agincourt. Las tropas inglesas, en inferioridad numérica y mermadas por la enfermedad, se enfrentaron a un ejército francés fresco y seguro de sus posibilidades. Juliet Barker, doctora en historia por la Universidad de Oxford, y autora de diversos libros sobre historia medieval inglesa, compone un fresco espléndido e impresionante de la época en la que transcurrió la batalla. Más información y la reseña completa, como siempre, en La Espada en la Tinta.

¡Señor, rogamos a Dios que os dé larga vida y la victoria sobre nuestros enemigos!


Así respondieron las tropas inglesas al discurso que Enrique V les ofreció aquella fría y lluviosa mañana. Era un 25 de octubre de 1415. Un día decisivo. Faltaban pocas horas para que el ejército inglés se encontrara frente a frente con su más célebre enemigo: los franceses. ¿El lugar? Una llanura al noreste de Francia, entre las localidades de Tramecourt y Maisoncelle, en lo que ahora se conoce como el departamento del Pas-de-Calais. Allí se iba a producir una de las batallas más famosas y contundentes de la historia: la batalla de Agincourt. Exhaustos por el viaje, debilitados por la enfermedad, los ingleses blandieron su espada para defender el derecho al trono francés de su rey, Enrique V. 

Pinturas (XI): Musée d'Orsay

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La gran estación del arte del siglo XIX. Así es como se conoce también al Musée d'Orsay, uno de los museos más interesantes -cuál no lo es- del mundo para los amantes del arte. Y mucho más, para los amantes del siglo XIX. El lugar que alberga ahora este museo fue construido en 1900 para la Exposición Universal de París, y era una estación de ferrocarril:

El pintor Detaille comentó con ironía: «Esa estación grandiosa parece un palacio de las Bellas Artes, mientras que el palacio de Bellas Artes se asemeja a una estación. Le propongo a Laloux que intercambie la función de ambos edificios, ahora que todavía está a tiempo». Más de ochenta años después esa sugerencia irónica se llevó a la práctica, y desde 1986 la antigua estación de ferrocarril sirve de marco al Museo de Orsay, que ofrece una completa panorámica del arte francés de los años 1848-1914. El proyecto de reconversión permitía conservar una construcción emblemática del siglo XIX y, al mismo tiempo, dotar a las obras de arte de esa época de un marco metafórico: las ideas de progreso, movilidad y euforia renovadora implícitas en una estación de ferrocarril simbolizan la enorme capacidad de innovación de las tendencias artísticas del siglo XIX. Entre el academicismo oficial y las vanguardias se creó un caldo de cultivo muy favorable para la producción artística, que se tradujo en una gran riqueza de formas de expresión pictóricas, escultóricas, gráficas, fotográficas y de artes aplicadas. Una buena muestra de todo ello se puede admirar hoy en el Museo de Orsay. 

En esta ocasión, he seleccionado algunas obras que pueden verse en este museo. Todas son conocidas y consideradas como obras maestras de la pintura universal. Sería muy difícil escoger alguna; todas ellas poseen rasgos que las hacen únicas. Por su estilo, por su importancia en la historia del arte. No obstante, para ver el cambio que se produjo a mediados del siglo XIX, con la llegada de un arte distinto al oficial, encabezado por Edouard Manet, me gustaría comparar dos obras que tratan el mismo tema, pero que son distintas en su plasmación gráfica: El nacimiento de Venus, de Alexandre Cabanel, y la Olympia, de Edouard Manet:

La Olympia de Edouard Manet, expuesta en el Salón de 1865, suscitó un escándalo enorme en la escena parisina del arte, similar al que había provocado el Almuerzo campestre dos años antes. Al comparar la obra de Manet con El nacimiento de Venus de Cabanel se entienden los motivos de la irritación del público de la época. Mientras que el cuadro de Cabanel es la quintaesencia del gusto artístico oficial del Segundo Imperio (el propio Napoleón III adquirió la obra en el Salón de 1863 como muestra de reconocimiento), Manet rompió con su Olympia todas las convenciones y dio un nuevo impulso a la pintura vanguardista de su tiempo.
Ambas obras tienen como tema a Venus, una diosa que había protagonizado multitud de pinturas desde el Renacimiento hasta entonces. Cabanel se inspiró en El triunfo de Galatea de Rafael (aprox. 1512). Manet, por el contrario, se decantó por el estilo de la Venus de Urbino de Tiziano (1538) y de La maja desnuda de Goya (1800). El artista había copiado la primera de esas obras durante su estancia en Italia en 1853. Los dos artistas se remiten a grandes creadores del pasado, pero cada uno de ellos refleja el mito del desnudo femenino de una forma muy distinta. La Venus de Cabanel yace sobre las olas del mar en un marco definido por pálidos tonos de rosa y azul. Esta representación discretamente erótica de la diosa se corresponde a la perfección con el ideal de belleza de la época. No es de extrañar, por tanto, que la Olympia de Manet, tan distinta y tan segura de sí misma, provocase una reacción airada entre los visitantes de la exposición. La joven que mira directamente al espectador no es la diosa del amor, sino una representante del amor mercenario. La doncella negra le muestra el hermoso ramo de flores que le ha enviado un cliente, pero Olympia aún no se ha decidido a recibirle. Manet escandalizó con esta obra a la hipócrita sociedad parisina de la época, capaz de admirar un desnudo femenino en una escena mitológica pero incapaz de aceptar la representación artística de la realidad. 

 Alexandre Cabanel 
El nacimiento de Venus (1863)

Caillebotte 
Los pulidores del parquet (1875)

Courbet 
El taller del pintor (1855)

Cézanne 
Los jugadores de naipes (1895)


Degas
La familia Bellelli (1860)

Gauguin 
Mujeres de Tahití (1891)

Henri Fantin-Latour 
El taller de Batignolles (1870)

Jean-François Millet 
El Ángelus (1859)

Manet 
Olympia (1863)

Monet 
Impresión. Sol naciente (1872)

Renoir 
Baile en el Moulin de la Galette (1876)

Thomas Couture 
Los romanos de la decadencia (1874)

Las citas las he extraído de un libro publicado por Ullmann & Könemann: «Arte y arquitectura. Museo de Orsay», de Peter J. Gärtner. Forma parte de una colección de libros en tapa dura, entre los que también está el dedicado al museo del Louvre, a la ciudad de París, Roma o Florencia, entre otros. Los recomiendo.

Pierre-Auguste Renoir: flores

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Siempre que pienso en Renoir me viene a la mente el color rosa. Supongo que también os pasará a vosotros cuando pensáis en algunos pintores. Los asociáis con algún color en concreto, por su personalidad o porque es el tono que os sugieren sus pinturas. En muchos de los retratos de mujeres de Renoir -sus cuadros más conocidos-, utiliza los tonos pastel, lo que proporciona a la pintura una sensación suave, cálida y acogedora. También en sus paisajes puede verse su pasión por la naturaleza y la vida: la intensa luz y el uso de colores vivos transmite una sensación agradable. Un canto a la belleza. 

Cuando un día me percaté de que tenía una producción bastante numerosa de naturalezas muertas -de flores, en concreto-, me sentí fascinada por lo bonitas que eran y por la alegría que transmitían. Lilas, rosas, crisantemos, margaritas, jazmines... Todas mezcladas, colocadas en jarrones y pintadas por Renoir para nuestro deleite. Algunas se acompañan de frutas; otras, como en el caso de los geranios, las acompaña de dos pequeños gatos que dan a la composición, y al interior de la casa, una impresión de bienestar. A mí me encantan las flores pintadas por Renoir porque aportan felicidad a nuestra vida. Espero que cuando veáis esta selección que os he preparado, también os sintáis invadidos por esa sensación de placer y dicha que proporcionan. Para mí, Renoir es de color rosa. 



Vase of Chrysanthemums
Bouquet in front of a mirror


Geraniums and Cats
Vase of Chrysanthemums


Bouquet of flowers
Flowers in a vase


Vase of Lilacs and Roses
Spring Bouquet


Flowers in a vase
Roses and Jasmine in a Delft Vase


Vase of Chrysanthemums
Flowers and Fruit


Basket of flowers


Roses from Wargemont

Compras literarias (2)

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Antes que nada quisiera desearos a todos un feliz año nuevo. Disculpad que no lo haya hecho antes. Espero que hayáis tenido unas buenas fiestas navideñas y que este año se presente, en todos los aspectos, mucho mejor que el anterior. Que tengamos salud y que se nos cumplan, al menos, algunos de nuestros deseos. Yo, por mi parte... ¡intentaré actualizar más a menudo el blog!

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El pasado mes de agosto decidí mostraros los últimos libros que había comprado o me habían regalado. Como me gustó la experiencia, quiero continuarla. Así que hoy os traigo los libros que han engrosado mis estanterías en los últimos cuatro meses. Intento moderarme tanto como puedo, y cada vez soy más selectiva. No me gusta tener una pila considerable de libros sin leer, aunque al final siempre resulta inevitable. En esta pequeña selección vuelven a predominar los clásicos. Por ejemplo, los clásicos alemanes: Penas del joven Werther es un título imprescindible que quería tener desde hace tiempo. Me entusiasmó la primera vez que lo leí, y quiero releerlo en cuanto pueda. Es una novela que influenció considerablemente en la literatura del Romanticismo y en la sociedad de su época. Y para entender mejor este movimiento, he comprado La escuela romántica, un ensayo escrito por Heinrich Heine -considerado el último poeta alemán del Romanticismo-.
  • Penas del joven Werther, de J. W. Goethe: las trágicas desventuras de Werther inspiraron toda una moda juvenil: el modo de amar y de expresarse, trajes y complementos a imitación de los que llevaban los protagonistas, objetos de adorno e incluso perfumes supuestamente cautivadores; pero también llevó a algunos jóvenes al suicidio, desengañados por amores imposibles. Desde el momento de su publicación se convirtió en un superventas y en un clásico entre la juventud europea, tan ávida de rebeldía y libertad, provocando un gran escándalo al proclamar la supremacía de los sentimientos sobre la razón, así como de la pasión erótica idealizada sobre el sagrado vínculo matrimonial. Con esta obra, Goethe alcanzó en vida la inmortalidad del artista, del genio.
  • La escuela romántica, de Heinrich Heine: es un texto combativo y de elevado tono polémico. Imbricado de forma inequívoca con la agitada situación política europea del primer tercio del siglo XIX, este libro escrito en una prosa moderna, directa y casi periodística, caracterizada por un estilo incisivo e impregnado de humor, supuso un acertado análisis de este movimiento por parte de quien se declaraba «su último poeta». Como primer moderno, sin embargo, y espoleado por su excepcional clarividencia, Heine adoptó asimismo en esta obra un lúcido posicionamiento en contra del mismo en cuanto corriente reaccionaria y conservadora, valedora del absolutismo, y en favor de una literatura y un arte comprometidos con el espíritu de su época. 


Émile Zola es un escritor que me encanta. Ya había leído su artículo Yo, acuso, escrito para el diario L'Aurore en 1898, en el que defendía al capitán Alfred Dreyfus de unas falsas acusaciones. Pero no fue hasta que leí El paraíso de las damas que me cautivó totalmente. Además, ese sentimiento se incrementó al ver la serie de la BBC, The Paradise, estrenada a finales del año pasado y basada ligeramente en esta novela de Zola, quizá la más rosa de la serie Los Rougon-Macquart. Zola volvió a cautivarme hace poco con Naná, su obra maestra; una novela extraordinaria, la mejor representante del naturalismo literario. Así que, indudablemente, voy a sumergirme aún más en la prosa de este gran escritor francés; y por ello, empezaré por el principio, con el primer volumen de la serie Los Rougon-Macquart: La fortuna de los Rougon.

También es sabida la afiliación de Zola con el movimiento impresionista y, sobre todo, con el pintor Édouard Manet, uno de sus precursores. Manet siempre buscó el reconocimiento oficial, pero su pintura, por transgresora para la época, no era aceptada en los Salones de París que organizaba la Academia de Bellas Artes. Émile Zola quiso defender a su amigo de las duras críticas que recibía. Esta edición de la editorial Abada recopila los escritos que Zola dedicó a la defensa pública de Manet.
  • La fortuna de los Rougon, de Émile Zola: situada en los revueltos tiempos que marcaron la efímera experiencia de la III República francesa, «La fortuna de los Rougon», primer volumen de la extensa serie conocida como «Los Rougon-Macquart», establece el origen de esta frondosa saga y narra el ascenso social de la rama de los Rougon a favor de los vendavales políticos y la instauración del imperio.
  • Escritos sobre Manet, de Émile Zola: los escritos que Émile Zola dedica a la defensa pública del pintor Manet se extienden desde 1866 hasta 1884, constituyéndose en una atalaya privilegiada para apreciar en todos sus matices cómo el pintor va introduciéndose en «el mundo del arte» y cómo éste va transformándose a lo largo del siglo XIX.


Hace mucho tiempo que quería leer a Fernando Pessoa. Empecé a tener el gusanillo por su obra a medida que iba leyendo una serie de cómics -que os recomiendo encarecidamente- de Dupuy y Berberian, El señor Jean. El protagonista era un entusiasta de este escritor portugués. Así que poco a poco tuve ganas de leer algo suyo. La oportunidad la tuve hace escasos meses, cuando la editorial Austral empezó a publicar unas nuevas ediciones en bolsillo, baratísimas, de algunos clásicos de la literatura. Entre ellas, esta antología de Pessoa, muy recomendable para los que quieran iniciarse en su prosa poética. 
  • Antología poética, de Fernando Pessoa: nacido en Lisboa en 1888 y muerto en la misma ciudad en 1935, Fernando Pessoa es el mayor exponente de la poesía portuguesa contemporánea. La presente antología ha sido traducida y presentada por el poeta y profesor Ángel Crespo, cuyas versiones del italiano y del portugués han alcanzado gran reconocimiento. Su introducción ahonda en la increíble personalidad intelectual de Pessoa, y su selección de poemas ofrece lo mejor de este gran poeta.


En esta ocasión, he comprado un libro de historia en inglés, muy relacionado con mi reciente entusiasmo por Émile Zola y la serie de la BBC, The Paradise. Este libro trata la creación de los primeros grandes almacenes de París, Au Bon Marché, a mediados del siglo XIX. Nos cuenta quienes eran sus propietarios -los Boucicaut- o cómo influenciaron en la cultura burguesa de su tiempo. A pesar de que es un libro interesantísimo, al menos desde mi punto de vista, la edición deja bastante que desear. Es un libro caro, en tapa blanda y papel reciclado, con algunas ilustraciones en blanco y negro.
  • The Bon Marché. Bourgeois Culture and the Department Store, 1869-1920, de Michael B. Miller: Offering a comprehensive social history of the Bon Marche, the Parisian department store that was the largest in the world before 1914, this title explores the bourgeois identities, ambitions, and anxieties that the emporia so vividly dramatized


Martín de Riquer es toda una eminencia en literatura medieval, doctor en Filología Románica. Especialista en cantares de gesta, lírica trovadoresca o heráldica, es de obligada lectura para los amantes de la época medieval. Los trovadores ha llegado a convertirse en un clásico. Recopila las biografías de muchos de los trovadores del sur de Francia y una gran cantidad de poemas en su lengua original, el provenzal. Sin duda alguna, es uno de los mejores libros que tengo en mi biblioteca personal.
  • Los trovadores, de Martín de Riquer: desde su aparición hace más de treinta años, «Los trovadores» se ha convertido en un libro de culto no sólo entre los especialistas en literatura medieval, también entre los amantes de la poesía y la cultura. La introducción al mundo de los trovadores, así como la presentación de los ciento veintidós seleccionados, nos adentran en un mundo medieval constituido por nobles, damas u obispos, entre otros. Al mismo tiempo, ofrece las herramientas culturales y lingüísticas necesarias para disfrutar de las trescientas sesenta y una composiciones recogidas.



Finalmente, quedan por comentar dos extraordinarios regalos navideños -no negaré que ya los había escogido yo previamente-. Como Los trovadores -que tiene la friolera de 1760 páginas-, estos dos libros también pasan de las mil páginas. No soy muy partidaria de los libros extensos. Sin embargo, en algunas ocasiones, como ésta, hago excepciones. La edición en tapa dura de El conde de Montecristo, publicado por Mondadori, es una maravilla. Me encanta Alexandre Dumas y ya estaba deseando leer este gran clásico de la literatura universal. 

Después de París, Londres es, por ahora, mi otra gran ciudad favorita. Cuando supe que Peter Ackroyd le había escrito una biografía, no pude resistirme a añadirla inmediatamente a mi lista de deseados. El autor nos sumerge en la historia de esta ciudad, desde la prehistoria hasta el siglo XX, y la ameniza con anécdotas y diversas ilustraciones.
  • El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas: es un clásico de enorme poder de sugestión, a través de la figura del hombre solitario que, luego de sobrevivir a la injusta condena y la miserable prisión, regresa para hacer justicia. Retrato de época, romántico, crítico y social, por un genio del siglo XIX.
  • Londres, de Peter Ackroyd: a través de un sorprendente recorrido por su historia, que no rehuye los episodios más negros, los barrios más peligrosos ni los aspectos más sombríos y menos conocidos, el genial escritor londinense arroja luz sobre una ciudad caracterizada por la bruma. Una obra original, detalladamente documentada y escrita con auténtico y genuino talento que nos descubre rincones insólitos, narra jugosas anécdotas y reconstruye acontecimientos memorables.


Westwood, de Stella Gibbons

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Ya está disponible en La Espada en la Tinta mi nueva reseña: Westwood, de Stella Gibbons (1902-1989), una novela ambientada en el Londres de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que la edición de Impedimenta es una maravilla -la portada ya atrae por si sola, sin necesidad de leer el argumento-, la novela no atrapa al lector. Le falta algo de vivacidad en su prosa, algo de gracia y fuerza literaria.

Stella Gibbons (1902-1989) fue una de las grandes novelistas inglesas del siglo XX. La mayoría la recordaréis por su obra más célebre y popular, «La hija de Robert Poste», una novela ingeniosa y divertida, ganadora del Premio Fémina en 1934 –uno de los grandes premios literarios franceses–. En ella parodiaba el pesimismo rural de su compatriota Thomas Hardy (1840-1928), el autor de «Tess, la de los D'Urbervilles» o «Los habitantes del bosque»; novelas con desenlaces desafortunados en las que el destino de sus protagonistas se veía truncado por las imposiciones sociales. Esas diferencias de clase, no obstante, aún se percibían claramente en las novelas de principios y mediados del siglo XX, aunque poseían un matiz diferente, no tan arraigado en la tradición. En «Westwood» también lo veremos: la desigualdad aparece como un trasfondo constante de los acontecimientos, indisoluble del período histórico en que se sitúa.
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Los impresionistas están de moda: exposiciones temporales

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Si os gusta el impresionismo y el post-impresionismo... ¡estáis de enhorabuena! Porque se avecinan tres exposiciones que harán las delicias de todos los amantes de la pintura del siglo XIX y de principios del siglo XX. En realidad, no sólo para los que les guste ese género pictórico en concreto, sino para todos los que tengan una inquietud estética y les guste la pintura. El museo Thyssen-Bornemisza de Madrid inaugura, el próximo 5 de febrero, Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh, y el 4 de junio la primera exposición monográfica en España dedicada a Camille Pissarro (1830-1903). Pero eso no es todo: la Fundación Mapfre inaugura, el 2 de febrero, Impresionistas y post-impresionistas. El nacimiento del arte moderno. Obras maestras del Musée d'Orsay. Interesantes, ¿verdad? Se acerca una primavera plenamente impresionista. ¡No la dejéis escapar! Aquí tenéis los datos necesarios:


Impresionismo y aire libre.
De Corot a Van Gogh
Del 05 de febrero al 12 de mayo de 2013
Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid)

Analizar el papel de la pintura al aire libre como motor de la renovación plástica del siglo XIXes el objetivo principal de esta exposición. En general, tendemos a relacionar la pintura al aire libre con el impresionismo pero, cuando Monet, Renoir, Sisley o Pissarro empezaron a exponer sus obras en el estudio del fotógrafo Nadar, en 1874, la pintura en plein air llevaba ya casi un siglo de desarrollo. Los estudios al aire libre constituyeron, de hecho, parte fundamental de la formación del pintor de paisajes desde fines del siglo XVIII. Más tarde, convertida en eje del naturalismo, su potencialidad renovadora se extendió hasta finales del siglo XIX. La muestra reunirá alrededor de 100 obras en un arco cronológico que va desde 1780 hasta 1900, aproximadamente; desde los iniciadores del paisaje al aire libre, como Pierre-Henri de Valenciennes y Thomas Jones, a artistas como Turner, Constable, Corot, Rousseau, Courbet, Daubigny y todos los grandes maestros del impresionismo, hasta llegar al cambio de siglo con Van Gogh o Cézanne, entre otros muchos nombres imprescindibles.

Eugène Boudin 
Étretat. El acantilado de Aval (1890)

Vincent Van Gogh
Paisaje bajo un cielo agitado (1889)

Cézanne 
Granja en Normandía (1882)


Pissarro
Del 04 de junio al 15 de septiembre de 2013
Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid)

En el verano de 2013, el Museo Thyssen-Bornemisza presentará la primera exposición monográfica en España del pintor impresionista Camille Pissarro (1830-1903). Figura fundamental del Impresionismo -fue redactor de su carta fundacional y el único que participó en las ocho exposiciones impresionistas, de 1874 a 1886-, quedó sin embargo eclipsada por la gran popularidad de sus amigos y compañeros, principalmente Claude Monet. Con más de 70 obras, esta exposición buscará restaurar su reputación, presentándolo como uno de los grandes pioneros del arte moderno. El paisaje, género que domina en su producción, centrará el recorrido de la muestra, visitando cronológicamente los lugares donde residió y pintó: pueblos como Louveciennes, Pontoise y Éragny, pero también ciudades como París, Londres, Rouen, Dieppe y Le Havre, pues, aunque su obra se asocie habitualmente a la vida rural, a la que dedicó más de tres décadas, en sus últimos años se trasladó al medio urbano, y su producción de entonces está dominada por las vistas de ciudades. La exposición está comisariada por Guillermo Solana y se presentará posteriormente en la sede de CaixaForum en Barcelona.

Pissarro 
Camino de Versalles, Louveciennes (1870)

Pissarro 
Campo de coles, Pontoise (1873)


Impresionistas y post-impresionistas.
El nacimiento del arte moderno.
Obras maestras del Musée d'Orsay
Del 02 de febrero al 05 de mayo de 2013
Fundación Mapfre (Madrid)

El impresionismo tuvo su punto de partida en 1874 cuando un numeroso grupo de artistas desafió el Salón oficial de París con una muestra paralela de artista reunidos bajo el nombre de Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores. El grupo de impresionistas se reunió hasta en ocho ocasiones para celebrar su nuevo arte. La última de estas citas, la exposición de 1886, es el punto de partida de esta nueva cita del público madrileño con el Museé d'Orsay. De esta prestigiosa pinacoteca provienen las 80 obras con las que la Fundación Mapfre nos invita a conocer la evolución del impresionismo y el postimpresionismo. En este trazado del arte de aquellos años la muestra hace paradas en los trabajos de Renoir en torno a las bañistas, el constructivismo de Cézanne, el retrato de los bajos fondos del genial Toulouse-Lautrec, la huida de Gauguin y sus amigos a Bretaña, la creación del grupo de los Nabis, con Serusier, Maurice Denis, Bonnard o Vallotton y la locura de Van Gogh en Arles. Todos ellos grandes momentos de la historia del arte que harán de esta muestra una de la más importantes de este año. (Información extraída de Fotoblog).

Monet 
Londres, el Parlamento (Vista del sol entre la niebla) (1904)

Renoir 
Las bañistas (1919)

Una vista del Jardín de las Tullerías de París

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Últimamente estoy sintiendo una pasión enfermiza por los impresionistas. Los que me conocen lo habrán podido comprobar. No sé a qué se debe este entusiasmo, pero me encanta experimentarlo. Como cada vez estoy más convencida -si es que ya no lo estoy por completo- de que la pintura de paisaje es el género por el que siento más predilección, es evidente que el grupo de los impresionistas llegaría a conmover mi corazón. Especialmente Claude Monet. Podéis imaginar el día que descubrí la pintura que hoy os presento, y que aún no conocía: una resplandeciente vista del Jardín de las Tullerías de París, pintada por Monet en 1876.

En febrero de ese mismo año, Cézanne presentó a Monet un funcionario del gobierno francés, Victor Chocquet. Ese encuentro fortuito resultó muy beneficioso para Monet: Chocquet se convirtió en un gran admirador de los pintores impresionistas e invitó a Monet a pintar desde su apartamento de París, en la Rue de Rivoli, calle que precisamente discurre junto a las Tullerías. Monet pintó cuatro vistas del Jardín de las Tullerías desde la ventana del apartamento de Choquet, una de las cuales es esta que os presento. Podéis apreciar la composición: pintada desde un sitio elevado, presenta una vista aérea que acaba por confundirse con el horizonte. No es una pintura restringida a un espacio cerrado, sino que se extiende más allá del cuadro. Monet retrata un espacio concreto de una escena mayor, lo que nos da a entender la influencia que la fotografía empezaba a ejercer entre los artistas. 



Claude Monet 
Una vista del Jardín de las Tullerías de París (1876) 
[Musée Marmottan, París]

Los impresionistas, empeñados en retratar la vida moderna, no podían dejar escapar la creciente importancia de los jardines entre la sociedad del siglo XIX. En París, surgieron como consecuencia de la reforma urbanística del barón Haussmann, impulsada por Napoleón III. Esa gran reforma eliminó los estrechos e irregulares caminos surgidos ya en época medieval y convirtió París en un lugar espacioso, racional y más acorde con el gusto moderno. El jardín, por supuesto, tanto público como privado, se encontraba entre la voluntad del pueblo. Era un excelente espacio de recreo, tanto para las clases trabajadoras como para las más acomodadas. Aquí podemos ver cómo disfrutan de un agradable paseo. Monet emplea la pincelada suelta, como es habitual en su técnica, para transmitir un preciso momento del día. A pesar de las nubes que se alzan en el cielo, el sol ilumina toda la composición y hace resplandecer las diversas tonalidades de color verde que se mezclan en los árboles y en las zonas parceladas. Monet nos invita a compartir junto a él la hermosa vista que se alza ante sus ojos. Podemos imaginarnos, así, contemplando las Tullerías de París en un bonito día de finales del siglo XIX.


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Construyendo catedrales... para alcanzar el cielo

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Muchos de vosotros sabéis que me encantan las series de época y la Edad Media. Intento no perder nunca la oportunidad de ver cualquier adaptación que una esos dos conceptos. Estos días, por ejemplo, me apeteció revisionar Los Pilares de la Tierra (2010), una serie de ocho capítulos basada en el célebre libro de Ken Follett -y que tuvo su secuela a finales del año pasado con la adaptación de su continuación, Un mundo sin fin-. La acción transcurre en la Inglaterra del siglo XII; en concreto, en el pequeño pueblo de Kingsbridge y en sus alrededores. Al mismo tiempo que se desencadena una guerra de sucesión al trono, se desarrollará la historia de la construcción de su catedral, plagada de infortunios.


Debo reconocer que el libro me gustó mucho. Como hace ya diez años que lo leí, no estoy en condiciones de compararlo con la serie. No puedo asegurar, ahora mismo, que sea una buena adaptación. Eso sí, como serie de entretenimiento, cumple las expectativas. Está bien documentada, como veremos a continuación, y cuenta con unas interpretaciones excelentes. Pero no quiero extenderme sobre la serie, sino que lo que me apetece comentar tiene que ver con un aspecto importante que aparece en ella: cómo se construyeron las catedrales. Precisamente el mismo día que empecé a revisionarla, me topé con un artículo interesantísimo que analiza la tarea del maestro constructor y nos esboza los elementos que debían tener en cuenta a la hora de construir estos inmensos edificios góticos. El artículo, que podéis leer pulsando en este enlace, se títula Master builder of the Middle Ages and design build of today: an analysis and comparison. Lo que pretendo es resumir un poco algunos capítulos de este artículo para que entre todos nos hagamos una pequeña idea sobre este tema. Podréis comprobar que en la serie, si la habéis visto, aparece bastante bien representado.

Introducción:

La catedral era el gran edificio de la Baja Edad Media. Uno de los mayores períodos de construcción fue, precisamente, alrededor de 1200. La catedral simbolizaba el sentimiento concreto de una época: representaba un modo de vida. Como muy bien comenta Tom Builder en la serie, la catedral es la antesala de Dios. Está a medio camino del cielo. Y la luz... la luz lo es todo. Se intentaron crear catedrales altísimas para poder estar más cerca de Dios. Era, al mismo tiempo, una obra de arte y una gran obra de construcción.

Maneras de obtener financiamiento:

Construir una catedral no era tarea fácil. Una de las cosas que más preocupaba a sus patrocinadores era el financiamiento, es decir, conseguir el dinero necesario para empezarla o restaurarla, si se diera el caso. El método usual para construir una catedral era crear un fondo que estaba provisto de una parte de los impuestos regulares que recibía la Iglesia. Por ejemplo, el diezmo era un impuesto del diez por ciento sobre la cosecha de los campesinos que se destinaba al mantenimiento del clero y de los edificios religiosos. A partir del siglo XIII, otra forma común de obtener dinero y garantizar su construcción fue la venta de indulgencias: el creyente pagaba un precio para obtener el perdón por sus pecados. Tampoco era extraño organizar una pequeña campaña militar con la intención de saquear, para después vender, las posesiones de otros. Una manera bastante radical de adquirir dinero, pero que, por desgracia, se practicaba.

No obstante, uno de los recursos que encuentro más interesantes es el de la veneración de las reliquias. Era importantísimo, para el prestigio de la localidad y para obtener una buena parte del financiamiento necesario, que se conservara la reliquia de un santo. Si hacía milagros, mucho mejor, pues acudiría más gente. Esas masas de gente aportarían el poco dinero que tenían para garantizar un cobijo digno a esta reliquia. Cuando la localidad tenía el dinero necesario para financiar y avanzar la construcción, el progreso constructivo era rápido. No es cierto el tópico de que se tardaron cientos de años para completar una catedral. Cuando había dinero, se construía a buen ritmo.


Transporte:

La catedral se construía con piedra y, para los soportes, también se necesitaba madera. La madera, básicamente, se utilizaba para asegurar el tejado antes de la construcción de la bóveda y para poder consagrar con antelación la iglesia -sabéis que una iglesia podía ser consagrada antes de ser finalizada. Tan sólo hacía falta que estuviera levantada la zona del altar-. Era importante tener una buena cantera que suministrara una piedra adecuada y abundante. El problema principal era, no obstante, los costes de transporte. Lo ideal era que la cantera estuviera lo más cerca posible del lugar de construcción, pero no siempre se daba este caso. Los costes de transporte eran tres o cuatro veces más que los de extracción. Salía más económico si había la posibilidad de transportar la piedra por río. Si no, se utilizaban bueyes o carros tirados por caballos.

Organización:

¿Cómo se organizaba el trabajo en la construcción de una catedral? Podemos dividirlo en dos grupos: por una parte estaba el cliente, que era el abad o el prior y su convento. El abad o el prior designaba unos supervisores generales para las operaciones de construcción -en el artículo los llamanmaster of the works y controller-. El capítulo catedralicio era el que se encargaba de buscar financiamiento, organizar los pagos del material y designar al maestro constructor. Y, por otra parte, estaba el maestro constructor y sus asistentes, o la fuerza de trabajo. Esta fuerza de trabajo estaba formada por albañiles -o artesanos- especializados en el trabajo de la piedra. En el artículo los llaman stone mason, y era una clase bastante acomodada si el proceso de construcción no se paralizaba: tenían un buen salario e incentivos si había buenos resultados; trabajaban doce horas diarias en verano y nueve en invierno, y podían hacer las fiestas que marcaba el calendario. Eso sí, ser un artesano de la piedra también tenía sus inconvenientes, porque era un trabajo bastante especializado -solían trabajar para la Iglesia y para el rey o el señor feudal, que eran los que encargaban la construcción de catedrales, castillos o fortificaciones. Otros edificios como las viviendas, se realizaban en madera-. Por ejemplo, estaba obligado a viajar frecuentemente en busca de trabajo. Algunos de ellos, cuando lo encontraban, podían permanecer en la misma construcción durante toda su vida. Habían tenido la suerte de encontrar el sustento necesario.

Se cree que se empleaban en el proyecto de construcción de una catedral alrededor de 300 trabajadores, incluyendo los que trabajaban en la cantera, los carreteros y los carpinteros.


El maestro constructor:

El maestro constructor era un arquitecto, tal y como los solemos llamar hoy en día. Era un artesano de la piedra con conocimientos de geometría y planimetría. En la Edad Media, como actualmente, el maestro constructor se ocupaba de diseñar, construir y supervisar el proyecto, para que todo se hiciera según el plan. No fue así en el Renacimiento, donde las tareas de diseñar y construir iban por separado. El maestro constructor también se ocupaba de planear la cantidad de material que iban a necesitar y, en algunas ocasiones, podía contratar empleados. Además, era el superior del maestro-herrero, del maestro-carpintero... y de todas las personas a cargo de oficios necesarios para la construcción de la catedral. Como podéis suponer, el maestro constructor tenía un salario superior y se lo contrataba durante un año o incluso de por vida -lo que aseguraba una continuidad en el trabajo de diseño-. En algunos casos, también se le proporcionaba una casa en la que vivir con su familia. No ocurría así con los demás empleados, que se contrataban por semanas o hasta que los fondos se agotaban. Cuando el agotamiento de los fondos se aproximaba, y aún no habían encontrado más, podían empezar a buscar trabajo en otra parte.

Desgraciadamente, los maestros constructores no eran reconocidos. Su trabajo se conocía por el nombre del abad por el que trabajaban. Sólo algunos firmaban sus obras. Esa cuestión del anonimato era frecuente en la Edad Media. El artista era concebido como un simple artesano al servicio de su cliente.

Diseño:

En la Edad Media, así como también en tiempos más antiguos, se prefería construir las catedrales a partir del uso de la geometría. El maestro constructor no estaba habituado al uso del sistema decimal o del cálculo, así que usaba su propio método geométrico y de medidas. Como dice el artículo, gracias a que cada maestro aplicaba sus propias reglas geométricas para la construcción, este podía asegurarse una especie de copyrightsobre su trabajo. Conocemos algunos maestros constructores porque aparecen sus nombres en algunos documentos, como en el caso de Villard de Honnecourt; pero en la gran mayoría de las veces, tan sólo podemos hablar de estilos.

También debemos tener presente que el maestro constructor dejaba mucho espacio a la creatividad. Que una estructura funcionara se debía a la experimentación y en la creencia de que aquello funcionaría. Este aspecto también puede verse en la serie: hubo complicaciones en la construcción de la bóveda hasta que no se encontró una solución estructural adecuada, basada en la incorporación de arbotantes. De hecho, se aplicaron arbotantes en la catedral de Kingsbridge porque Jack Jackson lo vio en Francia. Una muestra de transmisión de ideas debido a lo itinerante de la figura del maestro constructor. Las catedrales se diseñaban sección por sección, no enteramente, porque durante el proceso se podían hacer numerosos cambios. Por ejemplo, porque llegaban nuevas tendencias.



Películas y series: un repaso por mi filmografía (1)

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¡Estreno una nueva sección! No es que tenga ninguna sección fija, pero en este caso creo que sí que la puedo llamar así. Se tratará de una sección en la que recopilaré las últimas películas y series que he visto. No voy a hacer ninguna reseña sobre cada una de ellas, porque son demasiadas y no dispongo del tiempo necesario para extenderme. Sí que os pondré, sin embargo, mi puntuación. Suelo puntuar siempre con números redondos. Además, debéis saber que soy bastante generosa a la hora de puntuar. Por muy mala que me haya parecido una película o una serie, me cuesta mucho suspenderla, porque sé que, a pesar de que no me ha gustado, ha habido un trabajo exhaustivo detrás de ella. 

Esta vez he recopilado las películas y series que he visto o han terminado entre enero y febrero. Tengo intención de hacerlo a finales de cada mes, así la lista será más reducida y quizá pueda hacer algún comentario más concreto sobre alguna que me haya gustado especialmente. Las descripciones de las fichas las he copiado, y las copiaré de ahora en adelante, de Filmaffinity y de IMDb. Así que sin más preámbulos, estas son las películas y las series que he tenido el placer (o no) de ver desde principios de año hasta finales de febrero.


En estos dos meses no he visto ninguna película que me haya llenado especialmente, a excepción de Annie Hall, de Woody Allen. Una película aguda, con unos diálogos ingeniosos y unas interpretaciones estelares. Sin duda alguna, es una de las mejores películas que he visto de Woody Allen (y espero que no sea la última).

Brave (2012)
Puntuación: 7

Productora: Pixar / Disney
Sinopsis:Merida, la indómita hija del Rey Fergus y de la Reina Elinor, es una hábil arquera que decide romper con una antigua costumbre, que es sagrada para los señores de la tierra: el gigantesco Lord MacGuffin, el malhumorado Lord Macintosh y el cascarrabias Lord Dingwall. Las acciones de Merida desencadenan el caos y la furia en el reino.

Annie Hall (1977)
Puntuación: 9

Director: Woody Allen
Reparto: Woody Allen, Diane Keaton, Tony Roberts
Sinopsis:Alvy Singer, un tipo algo neurótico, trabaja como humorista en clubs nocturnos. A sus 40 años, tras romper con Annie, su última novia, reflexiona sobre su vida, rememorando sus amores, sus matrimonios, pero muy en especial su relación con Annie, a la que conoció en una cancha de tenis.

Carrington (1995)
Puntuación: 6

Director: Christopher Hampton
Reparto: Emma Thompson, Jonathan Pryce, Steven Waddington, Rufus Sewell, Samuel West
Sinopsis:Una fría tarde de invierno, el escritor homosexual Lytton Strachey viaja a la Costa Sur para visitar a Vanessa Bell y a su marido Clive. Ya en casa, Lytton queda deslumbrado con una figura adolescente y andrógina que ve en el jardín. Se trata de Dora Carrington, una pintora, que aparece en los círculos artísticos británicos durante la Primera Guerra Mundial.

El último metro (1980)
Puntuación: 7

Director: François Truffaut
Reparto: Gérard Depardieu, Catherine Deneuve, Jean Poiret,  Andréa Ferréol,  Paulette Dubost
Sinopsis:Durante la ocupación de París por las tropas alemanas, un grupo de actores trata de sacar adelante una obra de teatro. Nadie sospecha que, en el sótano del edificio, se oculta el director del grupo, un hombre de origen judío que desde su escondrijo dirige la obra a través de las indicaciones que da a su mujer, que es la protagonista.

Divorcio a la italiana (1961)
Puntuación: 7

Director: Pietro Germi
Reparto: Marcello Mastroianni, Daniela Rocca, Stefania Sandrelli, Leopoldo Trieste, Odoardo Spadaro
Sinopsis:Un barón siciliano, casado desde hace doce años, se enamora locamente de su sobrina Angela, una muchacha de dieciséis. Cuando comprueba que su amor es correspondido, empieza a pensar en el método más seguro para deshacerse de su mujer: hace todo lo posible para inducirla a la infidelidad con el fin de matarla. Las leyes italianas de la época castigaban los llamados delitos de honor con penas mínimas. Como su mujer es decente, el plan no funciona hasta que regresa al pueblo Carmelino, un antiguo admirador suyo.

The Scapegoat (2012)
Puntuación: 6

Director: Charles Sturridge
Reparto: Andrew Scott, Jodhi May, Eileen Atkins, Matthew Rhys, Sheridan Smith, Phoebe Nicholls
Sinopsis:Ambientada en 1952, cuando Inglaterra se prepara para la coronación, el chivo expiatorio cuenta la historia de dos hombres muy diferentes que tienen una cosa en común: una cara.

Anna Karenina (2012)
Puntuación: 6

Director: Joe Wright
Reparto: Keira Knightley, Aaron Johnson, Jude Law, Domhnall Gleeson, Kelly Macdonald, Olivia Williams
Sinopsis:La historia tiene lugar en el siglo XIX y explora las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa. Anna Karenina, una mujer de la alta sociedad que se enamora del joven y apuesto oficial Vronski, abandona a su esposo y a su hijo para seguir a su amante.

Frankenweenie (2012)
Puntuación: 7

Director: Tim Burton
Productora: Disney / Tim Burton
Sinopsis: Película basada en el cortometraje homónimo que el propio Burton realizó en 1984. El experimento científico que lleva a cabo el pequeño Victor para hacer resucitar su adorado perro Sparky, lo obligará a afrontar terriblessituaciones cuyas consecuencias son imprevisibles.

Cisne negro (2010)
Puntuación: 7

Director: Darren Aronofsky
Reparto: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Winona Ryder, Barbara Hershey
Sinopsis:Nina(Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre, la rivalidad con su compañera Lily y las exigencias del severo director se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno.

Ruby Sparks (2012)
Puntuación: 7

Director: Jonathan Dayton, Valerie Faris
Reparto: Paul Dano, Zoe Kazan, Chris Messina
Sinopsis:Los directores de Little Miss Sunshine relatan la historia de un escritor que se enamora de uno de sus personajes femeninos. Calvin Weir-Fields (Paul Dano) había sido un niño-prodigio, cuya primera novela había tenido un gran éxito. Pero, desde entonces, sufre un sistemático bloqueo creativo agravado por su deprimente vida amorosa. Finalmente, consigue crear un personaje femenino, Ruby Sparks (Zoe Kazan), que acaba materializándose y compartiendo la vida con él.


Este comienzo de año he visto algunas series realmente interesantes. No puedo dejar pasar la oportunidad de recomendar Zen, una miniserie de tres capítulos protagonizada por Rufus Sewell y Caterina Murino, y ambientada en la Roma actual. Se trata de una serie de detectives basada en las novelas de Michael Dibdin, de las cuales he leído el primer volumen, Nido de ratas. Sinceramente, es una pequeña joya cinematográfica que no podéis dejar escapar. Y Rufus Sewell está... inconmensurable.

Otra serie que me ha sorprendido gratamente ha sido The Newsroom. La primera temporada es todo un alegato al periodismo bien hecho y de calidad. Posee unos personajes carismáticos, una trama inteligente y controvertida, y un guión sublime.

Labyrinth (2012)
Miniserie de 2 capítulos
Puntuación: 5

Director: Christopher Smith
Reparto: Vanessa Kirby, Jessica Brown Findlay, Tom Felton, Sebastian Stan, Emun Elliott, John Hurt
Sinopsis:Tras la muerte de una tía a la que apenas conoció, Alice Tanner hereda una casa en el Sur de Francia. Obsesionada con una mujer de otra época que aparece en sus sueños, encuentra en una excavación arqueológica pruebas de un genocidio perpetrado ocho siglos antes. Decide entonces investigar el pasado de una misteriosa joven del siglo XIII, a la que, durante la cruzada de los cátaros, se le encomendó la misión de proteger un valioso libro que contiene los secretos del Santo Grial.

Secret State (2012)
Primera temporada: 4 capítulos
Puntuación: 7

Director: Ed Fraiman
Reparto: Gabriel Byrne, Charles Dance, Gina McKee, Jamie Sives, Ralph Ineson
Sinopsis: Una refinería explota en un pueblo inglés, acabando con la vida de 18 personas e hiriendo a 94. Al día siguiente, el Primer Ministro muere en un accidente en un avión de la misma empresa. El gobierno cae, de repente, en manos del viceprimer ministro, Tom Dawkins y una enorme conspiración, de proporciones épicas, que incluye gobiernos, multinacionales y bancos empieza a mover sus pesados y despiadados engranajes.

Restless (2012)
Miniserie de 2 capítulos
Puntuación: 8

Director: Edward Hall
Reparto: Hayley Atwell, Rufus Sewell, Michelle Dockery, Michael Gambon, Charlotte Rampling
Sinopsis:Una joven descubre que su madre trabajaba como espía para el Servicio Secreto Británico durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Zen (2011)
Miniserie de 3 capítulos
Puntuación: 10

Director: John Alexander, Jon Jones, Christopher Menaul
Reparto: Rufus Sewell, Caterina Murino, Julie Cox, Callum Blue, Valentina Cervi, Ben Miles
Sinopsis:Aurelio Zen, un policía que ronda los 40, intenta cumplir con su deber en una Italia dominada por la corrupción. El suyo es un trabajo tan difícil que no duda en utilizar los métodos menos ortodoxos; además, le ayuda a liberarse de las presiones domésticas. Su vida se complica aún más cuando le encomiendan casos de gran calado político que están vinculados con la mafia, con altos cargos del gobierno e incluso con la Iglesia.

A Young Doctor's Notebook (2012)
Miniserie de 4 capítulos
Puntuación: 8

Director: Alex Hardcastle
Reparto: Jon Hamm, Daniel Radcliffe
Sinopsis:Basada en los relatos semi-autobiográficos del escritor ruso Mijail Bulgakov, sobre un doctor que trabaja en un hospital de una pequeña aldea rusa, tras la Primera Guerra Mundial y durante la Revolución Rusa. El protagonista tendrá dificultades para hacer frente tanto a sus pacientes como a sus propios demonios internos.

Misfits (2012)
Cuarta temporada: 8 capítulos
Puntuación: 7

Director: Howard Overman
Reparto: Robert Sheehan, Nathan Stewart-Jarrett, Antonia Thomas, Lauren Socha, Iwan Rheon, Alex Reid, Joseph Gilgun, Josef Altin, Michelle Fairley
Sinopsis:Serie británica que narra cómo un grupo de delincuentes e inadaptados sociales obtienen superpoderes después de una extraña tormenta.

Room at the top (2012)
Miniserie de 2 capítulos
Puntuación: 5

Director: Aisling Walsh
Reparto: Matthew McNulty, Tom Brooke, Julia Ford, Peter Wight, Kevin Doyle
Sinopsis:Adaptación de la novela clásica de John Braine acerca de un joven en el Yorkshire de 1940.

Miranda (2012)
Tercera temporada: 6 capítulos
Puntuación: 9

Director: Miranda Hart, Juliet May
Reparto: Miranda Hart, Sarah Hadland, Patricia Hodge, Tom Ellis, James Holmes, Sally Phillips
Sinopsis:Miranda Hart interpreta en esta serie una versión cómica de su vida, con situaciones semi-autobiográficas, como el ser la dueña de una pequeña tienda de bromas junto a su amiga Stevie. Ella quiere encajar en su grupo de amigas, e intentar conquistar a su amigo Gary al mismo tiempo, pero con su enorme estatura, y su inagotable tendencia a cometer actos embarazosos, siempre termina logrando lo contrario a lo que deseaba. Su madre, mientras tanto, intenta por todos los medios que su hija se case y consiga un trabajo serio de una vez, metiendo a Miranda en más problemas de los que ella.

Hatfields & McCoys (2012)
Miniserie de 3 capítulos
Puntuación: 8

Director: Kevin Reynolds
Reparto: Kevin Costner, Bill Paxton, Tom Berenger, Jena Malone, Powers Boothe, Noah Taylor
Sinopsis:Aclamada miniserie que recrea el violento y aparentemente irresoluble enfrentamiento vivido durante décadas entre dos familias vecinas de West Virginia y Kentucky durante y tras el fin de la Guerra Civil Americana (1861-1865). Kevin Costner interpreta al patriarca de la familia Hatfield, cuyo enfrentamiento con los McCoy a punto está de provocar un conflicto internacional. Tanto los Hatfield como los McCoy eran confederados y lucharon por tanto a favor del Sur.

Los Pilares de la Tierra (2010)
Miniserie de 9 capítulos
Puntuación: 10

Director: Sergio Mimica-Gezzan
Reparto: Ian McShane, Donald Sutherland, Rufus Sewell, Matthew Macfadyen, Eddie Redmayne, Hayley Atwell, Sarah Parish, Robert Bathurst
Sinopsis:Adaptación en formato miniserie de la famosa novela de Ken Follett. En la Edad Media, en una fascinante época de reyes, damas, caballeros, luchas feudales, castillos y ciudades amuralladas, el amor y la muerte se entrecruzan vibrantemente en este tapiz cuyo centro es la construcción de una catedral gótica.

The Newsroom (2012)
Primera temporada: 10 capítulos
Puntuación: 10

Director: Aaron Sorkin
Reparto: Jeff Daniels, Emily Mortimer, Sam Waterston, Alison Pill, Dev Patel, Jane Fonda, Olivia Munn, Adina Porter
Sinopsis:Muestra los entresijos de una importante televisión por cable, es decir, lo que no se ve en los informativos. Los protagonistas son un mordaz presentador, la nueva productora ejecutiva y otros miembros del equipo.

Ripper Street (2012)
Primera temporada: 8 capítulos
Puntuación: 8

Director: Andy Wilson, Colm McCarthy, Tom Shankland
Reparto: Matthew Macfadyen, Jerome Flynn, Adam Rothenberg
Sinopsis:Serie situada en el East End de Londres en 1889 durante los asesinatos de Jack el Destripador. La tristemente célebre División H, la comisaría de policía encargada de mantener el orden en el distrito de Whitechapel, está en un estado caótico tratando de mantener el orden después de una época turbulenta para Londres.
  

La vertiente negra del Romanticismo

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Si hay alguna exposición en Europa que me llame realmente la atención ésta es la que hace pocos días inauguró el Musée d'Orsay. La exposición, que pudo verse con anterioridad en el Städel Museum de Frankfurt, explora una de las vertientes más interesantes del Romanticismo: su parte oscura y decadente. Y no es de extrañar que la tuviera. La necesidad de explorar el subjetivismo llevó a escritores y a pintores a plasmar lo más sombrío de las pasiones humanas. Porque en nosotros reside una naturaleza dual: la del bien y la del mal. Aunque sintamos el deseo de avanzar por el camino correcto, siempre quedará en nuestro interior un lugar reservado a la perversidad. Ese sentimiento maléfico es el que afloró en las plumas y pinceles de algunos artistas de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Había nacido una nueva estética de lo oculto que se opuso al racionalismo imperante en aquel momento. En las artes plásticas, por ejemplo, contrastó con el neoclasicismo, protegido por el gobierno oficial.

El título de la exposición, L'ange du bizarre, que puede traducirse como El ángel de lo raro, hace referencia a un cuento de horror de Edgar Allan Poe (1809-1849) publicado en la revista Columbian Magazine en abril de 1844. Poe fue uno de los primeros escritores estadounidenses asociados al llamado romanticismo oscuro, porque concebía el mal en forma de demonios y fantasmas. Como algunos de sus contemporáneos, trasladaba al papel un mundo decadente y siniestro. Es evidente que este movimiento tuvo relación con la novela gótica, de gran popularidad en Inglaterra, cuyos máximos exponentes fueron Horace Walpole, Ann Radcliffe, Matthew Lewis, Charles Robert Maturin y Mary Shelley.

L'ange du bizarre. Le romantisme noir de Goya à Max Ernst es una exposición que no debería perderse ningún apasionado por esta época (ojalá pudiera visitarla). A través de una selección de 200 obras, propone un recorrido desde los inicios de este movimiento hasta sus influencias en el cine expresionista alemán de los años '20. Célebres son ya el Nosferatu de Murnau o El Golem de Paul Wegener.


L'ange du bizarre. Le romantisme noir de Goya à Max Ernst
Del 05 de marzo al 09 de junio de 2013
Musée d'Orsay (París)

En la década de 1930, el escritor e historiador de arte italiano Mario Praz (1896-1982) puso de relieve, por primera vez, la vertiente negra del romanticismo, señalando así mismo una extensa parte de la creación artística que explota el lado de oscuridad, de exceso y de irracional, disimulada tras el aparente triunfo de las luces de la Razón.

Johann Heinrich Füssli 
La pesadilla (1781) 

Este universo se construye a finales del siglo XVIII en Inglaterra, en las novelas góticas. Una literatura que seduce al público por su afán por el misterio y lo tétrico. Las artes plásticas tampoco se quedan atrás: los universos terribles o grotescos de muchos pintores, grabadores y escultores de toda Europa, rivalizan con los de los escritores: Goya y Géricault nos confrontan a las atrocidades absurdas de las guerras y de los naufragios de su época, Füssli y Delacroix dan cuerpo a los espectros, brujas y demonios de Milton, Shakespeare y Goethe, mientras que Friedrich y Carl Blechen proyectan al público paisajes enigmáticos y fúnebres, a imagen y semejanza de su destino.

A partir de la década de 1880, constatando la vanidad y la ambigüedad de la noción de progreso, muchos artistas reanudan la herencia del romanticismo negro, orientándose hacia lo oculto, reanimando los mitos y explotando los descubrimientos sobre el sueño, para confrontar al hombre a sus terrores y a sus contradicciones: el salvajismo y la perversidad oculta en cualquier ser humano, el riesgo de degeneración colectiva, la angustiosa extrañeza del día a día revelada por los cuentos fantásticos de Poe o de Barbey d’Aurévilly. En plena segunda revolución industrial resurgen así hordas de brujas, esqueletos riendo con sarcasmo, demonios informes, Satanes lúbricos, magas fatales... 

 Carlos Schwabe 
La muerte del sepulturero (1890)

William-Adolphe Bouguereau 
Dante y Virgilio en los infiernos (1850)

Cuando, tras la Primera Guerra Mundial, los surrealistas hacen del inconsciente, del sueño y de la embriaguez, los fundamentos de la creación artística, dan el último toque al triunfo del imaginario en base a la realidad y, así mismo, al propio espíritu del romanticismo negro. En el mismo momento, el cine se ampara de Frankenstein, Fausto y demás obras maestras del romanticismo negro que se instala definitivamente en el imaginario colectivo. El Musée d'Orsay ofrece descubrir las múltiples formas del romanticismo negro, de Goya y Füssli hasta Max Ernst y las películas expresionistas de los años '20, mediante una selección de 200 obras que incluyen pintura, artes gráficas, escultura y obras cinematográficas.

 

Milán: Día 1

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El pasado 12 y 13 de marzo estuve de visita en Milán. No es que encabezara mi lista de ciudades europeas por visitar; antes están Edimburgo, Múnich y Viena, por ejemplo. Pero sí que tenía muchas ganas de ver su catedral. El Duomo de Milán siempre me ha parecido una obra maestra arquitectónica, un edificio majestuoso, sublime, magnífico... Distinta de las grandes catedrales francesas, pero equiparable a ellas en cuanto a suntuosidad. Así que no pude desaprovechar la ocasión de visitarla cuando apareció, inesperadamente, la oportunidad. Porque fue decirlo y hacerlo. Compré los billetes de avión sin apenas haber reflexionado sobre el dinero que me gastaría o sobre qué más podría visitar en la ciudad. A medida que iba preparando el viaje, me di cuenta de que Milán ofrecía mucho más de lo que esperaba. Si aún no habéis estado, podréis comprobar, por los textos y las fotografías, que es una ciudad que vale mucho la pena visitar. Si se tiene la oportunidad de estar más días, es también muy interesante acercarse al norte, en la región de los lagos, o realizar alguna excursión a Bérgamo, o incluso a Venecia.

Empiezo, entonces, la crónica de este viaje. Los textos explicativos que acompañan las imágenes (todas hechas por mí), los he extraído de la guía Milán y los lagos, publicada por El País Aguilar. Esta guía, que es magnífica, la llevé en todo momento. No dudéis en consultarla si alguna vez os acercáis a Milán.

Nuestro vuelo salía de Barcelona a las 7:20 horas de la mañana. Sólo disponíamos de dos días, así que teníamos que aprovechar al máximo todo lo que nos fuera posible. No sé qué me ocurrió en esta ocasión, pero me mareé cuando despegó el avión. Suerte que el viaje era corto. A las 8:55 horas ya estábamos en el aeropuerto de Milán Malpensa, y media hora después cogíamos el tren (el Malpensa Express) que nos llevaba directamente, sin paradas, a la estación de Cadorna, a unos 15 minutos a pie del Duomo. Desde la estación bajamos por la Via Dante, pasamos por la Piazza Cordusio y la Via Mercanti, y llegamos, a las 10:30 horas, a la Piazza del Duomo:

Via Dante, una calle comercial del centro histórico de Milán. Al fondo se aprecia el Castello Sforzesco, que visitamos al día siguiente.


Piazza Cordusio, a pocos metros del Duomo. Me sorprendió muchísimo la gran cantidad de tranvías que hay. Y no sólo eso, ¡sino que transitan por las mismas vías que los coches!

Via Mercanti, calle contigua a la Piazza Cordusio, con el Duomo de fondo. A la derecha se encuentra la Piazza Mercanti, una preciosísima plaza medieval.

Piazza Mercanti
En este rincón medieval, donde se celebraban acontecimientos públicos y cívicos, estaba instalada la cárcel. Puede verse el Palazzo delle Scuole Palatine (1645), en cuya fachada están las estatuas de San Agustín y del poeta latino Ausonio. El Palazzo dei Panigarola, a la derecha, reconstruido en el siglo XV, se utilizaba como registro de documentos públicos. En el centro de la plaza hay un pozo del siglo XVI. 



Como he dicho, a escasos metros de la Piazza Mercanti se encuentra la Piazza del Duomo, cuyo encanto puede verse en estas fotografías tomadas desde las terrazas de la catedral. He decidido dedicarle una entrada especial al Duomo, así que, de momento, me la reservo para cuando termine esta crónica de dos días. ¡Os he preparado un reportaje fotográfico que no tiene desperdicio! Del interior de la catedral no, porque al ser tan oscura no salían bien las fotografías (y además se tenía que pagar 2€ para hacerlas), pero sí del exterior: de las esculturas, de las gárgolas y de las puertas de bronce. Os reiréis de mí, pero visitar el Duomo fue casi una experiencia mística.




Una vez visto el Duomo, nos dirigimos a la Galleria Vittorio Emanuele II, que está justo al lado. Nunca había visto una calle comercial tan elegante. Otra maravilla arquitectónica acompañada de buenos restaurantes (cenamos una pizza en uno de ellos) y excelentes tiendas de ropa de marca: Gucci, Luis Vuitton, Prada... Ya sabéis que Milán es una de las capitales de la moda. Y eso, al menos en el centro, se nota en casi cada rincón.

Mientras hacíamos tiempo para visitar nuestra siguiente parada, el teatro de La Scala (porque había cerrado a las 12 y hasta las 13:30 horas no volvía a abrir), dimos un paseo por los alrededores. Cerca del teatro se encuentra la casa en la que vivió el escritor Alessandro Manzoni (1785-1873), autor de Los novios, su obra más conocida y que ya tengo ganas de leer. Según la wikipedia, es el primer exponente de la novela italiana moderna y, con la Divina Comedia de Dante Alighieri, es considerada la obra de literatura italiana más importante. La novela transcurre en Lombardía, entre 1628 y 1630. Cuenta la historia de los prometidos Renzo y Lucía, quienes se ven separados por maquinaciones criminales y que tras varias aventuras vuelven a reunirse al final. Destaca igualmente por la extraordinaria descripción de la peste milanesa de 1630.

Galleria Vittorio Emanuele II
La Galleria es un elegante pasaje comercial cubierto, con tiendas, cafeterías y librerías. Su construcción -supervisada por el arquitecto Giuseppe Mengoni- comenzó en 1865, y fue inaugurada dos años más tarde por el rey Vittorio Emanuele II, de quien recibe el nombre. Fue diseñada para conectar la Piazza del Duomo con la Piazza della Scala, y formaba parte de un ambicioso proyecto de desarrollo urbano.





Casa Manzoni
En esta casa vivió el conocido autor italiano Alessandro Manzoni desde 1814 hasta su muerte, en el año 1873, causada por una caída en los escalones de la iglesia de San Fedele. El interior se encuentra perfectamente conservado. En la planta baja puede verse el estudio del escritor, donde recibió a Garibaldi en 1862 y a Verdi en 1868. Al lado está la habitación donde el escritor y poeta Tommaso Grossi tenía su oficina de notario, mientras que en la primera planta está el dormitorio de Manzoni. La casa es ahora la sede del Centro Nacional de Estudios de Manzoni, fundado en 1937. Cuenta con una biblioteca con obras del autor y estudios críticos de las mismas, y con la biblioteca de la Sociedad Histórica Lombarda, con más de 40.000 volúmenes. La fachada de ladrillo da a la Piazza Belgioioso, que recibe su nombre del monumental palacio.


Casa degli Omenoni
Ocho telamones, a los que los milaneses llaman omenoni, son el elemento más sobresaliente de esta casa-estudio construida por el escultor Leone Leoni en 1565. El artista coleccionó numerosas obras de arte, entre las que sobresalen cuadros de Tiziano y Correggio y el famoso Codex Atlanticus del humanista Leonardo da Vinci. En el relieve bajo la cornisa hay una referencia a Leoni que representa la Calumnia desgarrada por los leones.


Otro de los lugares de visita obligada, cuando se va a Milán, es, sin duda, el teatro de La Scala. Todos hemos oído hablar de su importancia, y de las grandes óperas que se estrenaron en su auditorio, como Norma, de Vincenzo Bellini, Nabucco, de Giuseppe Verdi, o Turandot, de Giacomo Puccini. No obstante, el exterior es realmente decepcionante. Y eso se debe a que fue bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido con posterioridad. No puedo opinar lo mismo del interior, que es magnífico, como veréis. La entrada también incluye la visita al museo, fundado en 1913, en el que pueden contemplarse instrumentos musicales, esculturas, pinturas y cerámicas relacionadas con la historia del teatro, libros y ropa antigua utilizada en algunas funciones. La Scala, en mi opinión, no se puede comparar con la Ópera Garnier de París. Quizá sí por su importancia, pero no por su esplendor.

La Scala
La Scala fue construida por Giuseppe Piermarini entre 1776 y 1778. Su nombre se debe a que está edificado sobre los terrenos de la iglesia de Santa Maria della Scala. Fue afectado por los bombardeos de 1943 y reconstruido tres años más tarde. Después de una profunda restauración y la incorporación de un nuevo escenario diseñado por Mario Botta, reabrió en 2004. La apertura de la temporada operística siempre tiene lugar el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, el patrón de Milán. El auditorio está construido en madera revestida de terciopelo rojo y decorado con estucos dorados. El interior tiene una magnífica acústica y una capacidad para 2.015 espectadores. El escenario, con 1.200 metros cuadrados, es uno de los más grandes de Italia. El foso orquestral se construyó en 1907. Hasta entonces, la orquesta tocaba tras una balaustrada en el mismo nivel que la platea.

Fachada principal de La Scala

Piazza della Scala con la Galleria Vittorio Emanuele II a la derecha.

Piazza della Scala. En el centro hay una gran estatua de Leonardo da Vinci.


Vestíbulo y auditorio del teatro. En el momento que fuimos a visitarlo estaban ensayando una obra que nos pareció un tanto peculiar.

Terminada la visita de La Scala, aún nos quedaban muchas horas por delante. En nuestro planning ponía que era hora de visitar la Pinacoteca Ambrosiana, uno de los museos más importantes de Milán, junto con la Pinacoteca de Brera (que visitamos al día siguiente). La Pinacoteca Ambrosiana se encuentra muy cerca del Duomo y conserva diversas obras maestras. Por ellas, ya vale la pena pagar los 15€ que cuesta la entrada. Sí, carísimo. Por ejemplo, el Retrato de un músico, de Leonardo da Vinci, el enorme boceto de La Escuela de Atenas de Rafael, la Adoración de los magos de Tiziano, la Madonna del Padiglione de Botticelli, el Cesto de fruta de Caravaggio, algunas pinturas de Jan Brueghel, como la Alegoría del agua o la Alegoría del fuego, y diversos cuadros de Bernardo Luini, Guido Reni o Giovanni Battista Tiepolo. Fue curioso, porque en una vitrina tenían los guantes que llevó Napoleón en Waterloo. ¿Serían verdaderos? Estamos en Italia, así que, como os podéis imaginar, la gran mayoría del arte que vi fue religioso. Me parece que estuve a punto de soñar con madonnas sosteniendo al niño.

En la Pinacoteca Ambrosiana no sólo pudimos ver todos estos cuadros. En su preciosa biblioteca también se expone una parte del Códice Atlántico de Leonardo da Vinci. Tiene gracia, porque la otra parte se encuentra en la Sacristía de Bramante, en la iglesia de Santa Maria delle Grazie. Si también se quiere ver esa parte, se tiene que pagar por separado (aquí ya no entramos, con una de las partes tuvimos suficiente). Según la wikipedia, el Códice Atlántico (Codex Atlanticus) es una colección encuadernada de dibujos y escrituras de Leonardo da Vinci que tiene doce volúmenes. Consta de 1.119 hojas que datan de 1478 a 1519, tratando de una gran variedad de temas: vuelo, armamento, instrumentos musicales, matemáticas y botánica. Eran unas hojas realmente interesantes; el problema es que apenas eran legibles: Leonardo escribía con una letra demasiado pequeña. Aquí podéis ver una muestra.

Pinacoteca Ambrosiana
Esta galería de arte fue fundada en 1618 por el cardenal Federico Borromeo, primo de San Carlos y su sucesor en el cargo de la archidiócesis de Milán. Verdadero conocedor de las artes, Borromeo planificó la pinacoteca como parte de un enorme proyecto cultural que incluía la Biblioteca Ambrosiana, inaugurada en 1609, y la Accademia del Disegno (1620), donde estudiaban los jóvenes artistas de la Contrarreforma. La pinacoteca, creada con el propósito de inspirar a los artistas en ciernes, contenía 172 pinturas. La colección se amplió después gracias a las donaciones particulares.

Caravaggio 
Cesto con frutas (1596)

Botticelli 
Madonna del Padiglione (1493)

¡Pues no! Aún no hemos terminado. Con el cansancio que ya arrastraban nuestros pies, y nuestra espalda (porque llevábamos la mochila a cuestas todo el rato), teníamos una cita a las 18:15 horas en el refectorio de Santa Maria delle Grazie. Allí nos esperaba La Última Cena de Leonardo da Vinci. Antes que nada, os advierto que si alguna vez queréis visitarla, debéis comprar la entrada con antelación. La pintura está muy deteriorada y, por este motivo, restringen la visita: grupos de 25 personas cada 15 minutos. La entrada puede comprarse en la página oficial, probar suerte el mismo día de la visita, por si hay alguna cancelación de última hora, o comprarla, como hice yo, en alguna página web que aún tuviera tickets para ese día. Me costó porque, además, tuve que intercambiar un montón de emails en inglés con la persona responsable, pero al final pude comprarla. Para llegar a la iglesia, pasamos por el Corso Magenta, otra bonita zona comercial, con sus tiendas elegantes y sus edificios históricos.

Santa Maria delle Grazie
Esta famosa iglesia, diseñada por Guiniforte Solari, se construyó entre 1463 y 1490; dos años más tarde, Ludovico el Moro pidió a Bramante que la convirtiera en un mausoleo familiar. Cuando Ludovico perdió su poder, en 1500, los dominicos continuaron decorando la iglesia asistidos por el tribunal de la Inquisición, que se había trasladado aquí en 1558. La restauración no comenzó hasta finales del siglo XIX. En 1943, una bomba destruyó el claustro principal, pero el ábside y la sala donde se encuentra La Última Cena de Leonardo permanecieron milagrosamente intactas; la labor de restauración ha continuado desde entonces.

En el exterior, destaca la amplia fachada de ladrillo de Solari. La puerta fue diseñada por Bramante y va precedida por un porche soportado por columnas corintias. En el luneto hay una pintura de Leonardo da Vinci que representa a la Virgen entre Ludovico y su esposa, Beatrice d'Este. Al entrar en la iglesia puede apreciarse el contraste entre la nave de Solari, reminiscente de la arquitectura gótica lombarda, totalmente cubierta de frescos y con arcos ojivales, y el diseño del ábside de Bramante, más grande, mejor iluminado y casi desnudo de elementos decorativos. Una puerta a la derecha conduce al pequeño claustro conocido como Chiostrino delle Rane por las ranas de la fuente central.



No voy a negar que la pintura impresiona. Es única la experiencia de estar delante de una obra maestra que ha dado tanto que hablar. Se ha especulado hasta la saciedad, por ejemplo, sobre su significado: que si San Juan, situado a la izquierda de Jesús, es en realidad una mujer. Más aún, que es María Magdalena. Sacad vuestras conclusiones. Leonardo da Vinci se llevó este misterio (si es que en realidad lo es) a la tumba. En la pared de enfrente se ubica otra pintura, la Crucifixiónde Donato Montorfano. En esta densa composición, la Magdalena, desesperada, se abraza a la cruz, mientras que los soldados de la derecha se juegan a los dados la túnica de Cristo. En ambos lados de la obra, Leonardo añadió los retratos, ahora casi invisibles, de Ludovico El Moro, su esposa Beatrice y sus cuatro hijos, así como su firma y la fecha (1495).

La Última Cena de Leonardo da Vinci
En esta obra maestra, pintada para Ludovico El Moro en el refectorio de Santa Maria delle Grazie, entre 1495 y 1497, Leonardo plasma el momento justo después de que Cristo pronunciase las palabras uno de vosotros me traicionará. El artista capta el asombro de los apóstoles de una forma notablemente realista. Técnicamente no es un verdadero fresco, pero fue pintado con témeperas, lo que proporcionó más tiempo a Leonardo para conseguir los matices sutiles propios de su obra. La sala fue usada como establo en la época napoleónica, y resultó dañada por los bombardeos de 1943. Afortunadamente, la obra se salvó porque había sido protegida con sacos de arena. No fue la humedad, sino el método utilizado por Leonardo -tempera forte-, lo que causó el deterioro inmediato de La Última Cena. Ya en 1550, el historiador de arte Vasari la calificó de borrón deslumbrante y la dio por perdida. Desde principios de 1726 hubo varios intentos de restauración, pero retocando el cuadro sólo se consiguió dañarlo más todavía. La séptima y última restauración que se ha llevado a cabo terminó en la primavera de 1999.


Cuando salimos del refectorio (se conoce como Cenacolo Vinciano) eran las 18:30 horas. En nuestro planning ya no figuraba ningún sitio más por visitar. Además, a esa hora estaban todos los museos y palacios cerrados. Sólo podíamos ir a tomar algo (como así fue) y a pasear. Volvimos a la Piazza del Duomo, para ver la catedral iluminada de noche, y cenamos en un restaurante de la Galleria Vittorio Emanuele II. Hoy tocaba probar la pizza, mañana la pasta. Cuando terminamos, emprendimos el camino hacia el hotel, que estaba situado a 20 minutos a pie, aproximadamente, del Duomo. El camino nos sirvió para pasear por el Corso Vittorio Emanuele II y por el Corso Venezia, donde podían verse tiendas de marca, algunas con unos precios, como es lógico, desorbitados. En el Corso Venezia también había multitud de palacios que alegraron mi vista para terminar bien el día.

Corso Vittorio Emanuele II
La calle comercial más importante de Milán, antiguamente llamada Corsia dei Servi (calle de los sirvientes).


Corso Venezia
Antes conocida como Corso di Porta Orientale, esta calle llevaba el nombre de la puerta de la muralla medieval. El Corso Venezia estuvo poblado de escasos edificios y bordeado de huertos hasta mediados del siglo XVIII, cuando las reformas emprendidas por María Teresa de Austria fomentaron la construcción de numerosos palacios, que han convertido a la zona en una de las más elegantes de Milán.

Literatura medieval: novedades (1)

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El otro día pensé que podría ser interesante, para actualizar también más a menudo el blog, recopilar algunas de las novedades editoriales de temática medieval que más me llamen la atención. Ahora que tengo una librería online, conozco al momento lo que se publica y ya no tengo que recurrir a la librería de mi ciudad. De hecho, en materia literaria, eso es una de las cosas que más echo de menos: como antes no me daba cuenta de lo que se publicaba, podía pasarme más de una hora en la librería deleitándome con lo que encontraba nuevo. ¿Y por qué sólo las de temática medieval? Porque es mi época histórica favorita, con la que me especialicé. De vez en cuando me gusta comprar y leer este tipo de libros. Son con los que más disfruto leyendo, junto con los clásicos del siglo XIX y del arte.

Espero que encontréis interesante esta nueva sección. Si algún libro os ha llamado la atención, podéis pulsar en el título o en la portada para saber el precio, el número de páginas, la fecha de publicación u otra información que necesitéis. Os dirigirá hacia la ficha del libro en mi librería, donde también podréis comprarlo con total comodidad.

En esta primera tanda de novedades hay dos libros que os recomiendo especialmente. Uno de ellos es la reedición de Muret 1213, de Martín Alvira, un libro interesantísimo para los amantes del catarismo porque analiza las causas y las consecuencias de la batalla más crucial de la Cruzada Albigense: la batalla de Muret, en la que murió el rey de Aragón Pedro el Católico. El otro es Historia eclesiástica del pueblo de los anglos, del monje benedictino Beda el Venerable (672-735). Resulta especialmente atrayente porque, tal y como dice la sinopsis, se trata de la primera edición que se publica de manera completa en español de una obra considerada como la fuente esencial para el conocimiento y el estudio de la Britania de los siglos VI al VIII.

  • Califas y Reyes. España, 796-1031, de Roger Collins: El profesor Collins estudia aquí una época crucial de la historia de España, en que coincidieron la edad de oro de al-Andalus, cuando Córdoba se convirtió en una de las grandes ciudades del mundo civilizado, y la expansión en el norte de los reinos cristianos de Asturias, León y Navarra, de Castilla y de los condados pirenaicos. Empeñado en ofrecernos una visión crítica, Collins deja al margen los tópicos y leyendas habituales, y se dedica a examinar lo que dicen las fuentes de la época, incluyendo los escasos documentos originales que se han conservado, para mostrarnos la debilidad interna del califato o iluminar aspectos de la sociedad y la vida de los cristianos del norte.
  • Historia Universal de la Edad Media, de Vicente Ángel Álvarez Palenzuela: La Historia Universal que presentamos es el resultado de la colaboración de un gran número de medievalistas que ejercen sus funciones en diferentes universidades de toda España. Es una obra que viene, no ha cubrir un vacío bibliográfico, puesto que existen algunos manuales valiosos, pero sí ha hacerlo de un modo diverso. El contenido de esta Historia Universal se ha estructurado en cuarenta temas, veinte de la Alta Edad Media y otros tantos de la Baja Edad Media. En él se ha prestado atención preferente a los acontecimientos históricos, que tienen lugar en un espacio y tiempo concretos, con unos protagonistas definidos. No es una simple historia política, es la explicación de esos acontecimientos en un contexto socioeconómico, cultural, espiritual e ideológico.


  • Muret 1213, de Martín Alvira: El jueves 12 de septiembre de 1213, las tropas catalanas, aragonesas y occitanas del rey de Aragón Pedro el Católico se encontraban frente al castillo de Muret, no lejos de Toulouse. Allí estaban los caballeros franceses del conde Simon de Montfort, líder de la cruzada predicada por el papa Inocencio III en 1208 contra los cátaros del sur de Francia. Las circunstancias militares anunciaban una fácil victoria del rey Pedro y la consolidación de una gran monarquía feudal hispano-occitana a caballo de los Pirineos. Sin embargo, la batalla de Muret se convirtió en una de esas derrotas que modificó el rumbo de la Edad Media. Dejó a la Corona de Aragón descabezada durante dos décadas y permitió la incorporación de los territorios occitanos a una Corona de Francia en plena expansión. Adentrándose en la mentalidad de sus protagonistas -condes y reyes, cruzados y trovadores, obispos y herejes-, este libro analiza las raíces del conflicto que llevó a un rey de Aragón a morir cerca de Toulouse y las consecuencias de una batalla que supuso el principio del fin de la hegemonía catalano-aragonesa en el sur de Francia.
  • El latín vulgar, de József Herman: En el libro se recogen las características de dicho latín con precisión y claridad, además de ofrecerse una introducción sobre las fuentes de esta modalidad lingüística junto con los principios metodológicos para su utilización, y una reflexión sobre el cambio lingüístico, todo lo cual le confiere un espacio clave entre los estudios consagrados a la materia, y hace de él un manual de especial utilidad hasta para lectores no iniciados que tengan interés por este tema tan apasionante.


  • Historia eclesiástica del pueblo de los anglos, de Beda el Venerable: La obra que aquí se ofrece es la más conocida de uno de los hombres más ilustres de la época medieval, cuyo saber y erudición le consagraron como santo y doctor de la Iglesia. Considerada como su obra capital, la «Historia eclesiástica del pueblo de los anglos» introdujo a la que más adelante sería Inglaterra en la historia escrita. Efectivamente, si bien la obra de Beda se vertebraba en torno al proceso de evangelización del pueblo anglo, puede incluirse en el grupo de las historias nacionales, por medio de las cuales los nuevos reinos surgidos de las invasiones bárbaras se fueron haciendo un lugar en la gran crónica de Europa. La presente es la primera edición que se publica de manera completa en español de una obra considerada como la fuente esencial para el conocimiento y el estudio de la Britania de los siglos VI al VIII.
  • Maquiavelo, de Corrado Vivanti: Corrado Vivanti, uno de los máximos estudiosos de Maquiavelo, concilia en esta obra la actividad política y las obras más famosas del secretario florentino, desde «El príncipe» hasta «La Mandrágora»; desde los «Discursos sobre la primera década de Tito Livio» hasta «El arte de la guerra» y las «Historias florentinas». Fundada en las lecciones de la Antigüedad y en la experiencia de las cosas modernas, la obra de Maquiavelo se muestra así, una vez más, como un elemento indispensable para tener una idea más clara de los tiempos y del mundo.


Milán: Día 2

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¡Continuamos recorriendo Milán! El segundo y último día también fue intenso. Quizá no tanto como el primer día, pero al menos sí que lo pareció por el cansancio que ya llevaba acumulado. Hay que aprovechar al máximo, aunque aguanten poco las piernas. Una vez hubimos desayunado y dejado el hotel -que, por cierto, era el Ibis Milano Centro, bien ubicado y barato-, cogimos el metro hasta la parada Cairoli para visitar otro de los monumentos emblemáticos de la ciudad, el Castello Sforzesco. Este magnífico castillo de ladrillo rojo, que ahora pertenece a la ciudad de Milán y es de acceso libre (a excepción del interior), atesora auténticas obras maestras distribuidas en diversos museos: 

El museo de arte antiguo -alberga la escultura tardoantigua, medieval y renacentista más importante de Lombardía-, la Pinacoteca -propone un itinerario partiendo de magníficos ejemplos de arte gótico tardío lombardo hasta las dieciochescas vedutas venecianas de Canaletto-, el museo egipcio -hace un recorrido didáctico por los aspectos fundamentales de la cultura egipcia-, el museo de prehistoria y protohistoria -muestra las principales culturas que se sucedieron en Lombardía desde el Neolítico hasta el período de romanización-, el museo de artes decorativas -incluye piezas que muestran el trabajo de maestros de la talla, ceramistas, escultores, orfebres, armeros, tapiceros y tejedores, que van de los siglos XI al XVIII-, el museo de instrumentos musicales -atesora instrumentos europeos y de otras partes del mundo. La colección es la segunda de Italia y una de las más completas de Europa- y el museo del mueble -ilustra seis siglos de historia del mueble con valiosas piezas realizadas entre finales del siglo XV y el siglo XX-. Además, también posee la colección de grabados Achille Bertarelli, con un fondo de 300.000 piezas, un archivo fotográfico con 600.000 imágenes, una biblioteca especializada en arqueología y numismática, otra biblioteca de arte y una colección de 5.000 volúmenes entre manuscritos, fondos antiguos y modernos y más de 2.000 fotografías sobre Leonardo da Vinci.

Como podéis comprobar, se necesitarían varios días para poder ver en profundidad los tesoros que alberga el Castello Sforzesco. Nosotros recorrimos las salas sin detenernos demasiado. La entrada a toda esa cantidad de piezas históricas tan sólo cuesta 3€. Pagar ese precio vale mucho la pena, porque además de todo ésto, se pueden ver dos auténticas obras maestra del arte: los Tapices de Trivulzio, doce tapices diseñados por Bramantino que representan los meses del año y los signos del zodíaco. Se consideran obras maestras del arte textil italiano. Y la Pietà Rondanini, la última obra de Miguel Ángel, que quedó inacabada a causa de su muerte.



Castello Sforzesco
Construido como fortaleza en 1368 por Galeazzo II Visconti, el castillo de los Sforza fue ampliado en el siglo XIV por Gian Galeazzo y después por Filippo Maria, quien lo transformó en un espléndido palacio ducal. Fue parcialmente demolido en 1447, durante la República Ambrosiana. Pero Francesco Sforza, señor de Milán en 1450, y su hijo Ludovico El Moro conviertieron el castillo en una de las cortes más magníficas de la Italia renacentista, con invitados como Bramante y Leonardo da Vinci. Bajo el dominio español y austríaco, el castillo fue declinando paulatinamente, a la vez que recuperaba su primitiva función militar. Fue salvado del derribo por el arquitecto Luca Beltrami, quien lo restauró entre 1893 y 1904 y lo convirtió en un importante museo.





Cuando terminamos la visita al Castello Sforzesco, que nos ocupó una gran parte de la mañana, dimos un paseo por el Parco Sempione, adyacente al castillo. No es un parque magnífico, pero sí que resulta bastante agradable. Aquí se encuentra un anfiteatro construido en 1806, el Palazzo dell'Arte -la sede del Triennale Design Museum de artes decorativas, moda y artesanía- y el Arco della Pace, inspirado en el Arco de Triunfo de Septimio Severo, situado en el Foro de Roma. Tras el arco se extiende el Corso Sempione -que ya no tuvimos tiempo de ver-, una gran calle comercial diseñada siguiendo el modelo de los bulevares de París.

Arco della Pace
Las obras del monumento neoclásico más grande de Milán comenzaron en 1807 de la mano de Luigi Cagnola, para celebrar las victorias de Napoleón. Su construcción fue interrumpida y retomada en 1826 por Francisco I de Austria, quien cambió los bajorrelieves para conmemorar la paz de 1815. Está revestido de mármol de Crevola y decorado con bajorrelieves que representan episodios de la restauración tras la caída de Napoleón.


Parco Sempione
Aunque tiene una extensión de unas 47 hectáreas, este parque ocupa sólo una parte del antiguo jardín ducal de los Visconti, ampliado por los Sforza en el siglo XV para convertirlo en un coto de caza de 300 hectáreas. A principios de 1800, una parte se utilizó para crear una avenida para los desfiles que llegaba hasta el Arco della Pace. El parque actual es obra de Emilio Alemagna, quien lo diseñó entre 1890 y1893 como un jardín inglés.


Antes de comer, nos adentramos en el precioso y bohemio barrio de Brera, con sus calles empedradas, cafés, restaurantes, galerías y tiendas de antigüedades. Un placer. Nuestra siguiente parada era la Pinacoteca de Brera, otro de los museos imprescindibles de Milán. Alberga pintura italiana desde el siglo XIII hasta el XX:  pinturas de artistas tan conocidos como Bramante, Bernardino Luini, Gentile da Fabriano, Mantegna, Tiziano, Veronese, Tintoretto, Correggio, Piero della Francesca, Rafael, Bronzino, Guido Reni, Barocci, Caravaggio, Pietro da Cortona, Tiepolo, Canaletto, Bellotto, Francesco Hayez, Boccioni o Modigliani. También hay algunas salas de pintura flamenca y holandesa, en la que cuelgan obras de Van Dyck, Jordaens, Rubens, Rembrandt o Bruegel. 


Pinacoteca de Brera
La Pinacoteca de Brera contiene una de las mejores colecciones de arte de Italia, con obras maestras de importantes artistas de los siglos XIII al XX, como Rafael, Mantegna, Piero della Francesca y Caravaggio. La pinacoteca está ubicada en un palacio de los siglos XVI y XVII, construido para los jesuitas. Los jesuitas lo convirtieron en un centro cultural, fundando una prestigiosa escuela, una biblioteca y un observatorio astronómico. La Pinacoteca tiene 38 salas, con obras expuestas en orden cronológico. La única excepción es la sala 10, donde pueden verse las colecciones Jesi y Vitali, con obras del siglo XX que en el futuro serán expuestas en otro lugar. Los cuadros también están agrupados por escuelas (veneciana, toscana, lombarda, etcétera).


Andrea Mantegna
Lamentación sobre Cristo muerto (1457-1501)

Caravaggio 
Los discípulos de Emaús (1606)

Rafael 
Los desposorios de la Virgen (1504)

Francesco Hayez 
El beso (1859)

Cuando salimos de la Pinacoteca de Brera, comimos en un restaurante de la zona. Yo probé el típico risotto a la milanesa. Repuestas las fuerzas, ya sólo nos quedaba pasear por Milán. Nos dirigimos al llamado barrio de la moda, donde se encuentran las tiendas más elegantes y caras de la ciudad. Luego volvimos a la Piazza del Duomo, donde nos despedimos de la catedral, y merendamos té con pastas en un bonito café. A las 18:00 horas cogimos el tren que nos llevaba al aeropuerto de Malpensa, desde donde salimos con destino a Barcelona. Se había terminado el viaje. Visitar Milán fue una experiencia inmensa. ¡Os la recomiendo!

El barrio de la moda
La Via Montenapoleone es el corazón del Milán elegante y uno de los cuatro lados del llamado cuadrilátero o barrio de la moda (los otros tres lados son la Via Manzoni, la Via Sant'Andrea y la Via della Spiga). En este barrio, además de las tiendas de algunos de los diseñadores de moda más famosos del mundo, pueden verse grandes residencias aristocráticas neoclásicas. La Via Bigli está flanqueada por palacios de los siglos XVI y XVII, con patios porticados.



Películas y series: un repaso por mi filmografía (2)

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Con un poco de retraso (me parece que no voy a ser capaz de tenerlo listo a principios de cada mes, como dije), os traigo la segunda tanda de películas y series que he visto durante el pasado mes de marzo y estos primeros días de abril. Las fichas las he extraído de IMDb y de Filmaffinity.


Si tuviera que destacar una película, sin duda sería Un asunto real, protagonizada por Mads Mikkelsen, Alicia Vikander y Mikkel Boe Følsgaard. Nominada a los Oscar de este año como mejor película de habla extranjera, nos cuenta la vida de Carolina Matilde (1751-1775), casada con el rey de Dinamarca Christian VII. No os engañaría si os dijera que es una de las mejores películas de época que he visto: posee una fotografía soberbia, unas interpretaciones de lujo y una historia interesantísima. ¡No os la podéis perder!

Shame y Melancolía son dos dramas que dejan huella. El primero, por la obsesión de su protagonista por el sexo. El segundo porque plantea el fin del mundo. En ambos se respira un aire trágico, depresivo y decadente. Son dos películas difíciles de recomendar. Valhalla Rising tampoco es apta para según qué público, porque apenas hay diálogo. Es una película extraña, pero sumamente bella y sobrecogedora, plagada de simbolismo. Nos cuenta el viaje iniciático que emprende un guerrero para alcanzar la redención.

También me gustaría hacer una pequeña mención para Abraham Lincoln: Cazador de vampiros. Algunos sabréis que me encanta Rufus Sewell. Últimamente estoy repasando su filmografía, que es diversa y de calidad. Si no fuera porque aparece en esta película, ni me hubiera planteado verla. Así de entrada, con este título, parece no augurar nada bueno. Y sin embargo, me encontré con una película muy entretenida, donde predomina ampliamente la acción por encima de la sangre. Si sentís curiosidad por su argumento, os recomendaría que le dierais una oportunidad.

Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012)
Puntuación: 7

Director: Timur Bekmambetov
Reparto: Benjamin Walker, Mary Elizabeth Winstead, Dominic Cooper, Rufus Sewell, Marton Csokas
Sinopsis:La madre del Presidente Lincoln es asesinada por una criatura sobrenatural, hecho que alimenta su pasión por acabar con los vampiros y todos sus aliados.

Shame (2011)
Puntuación: 6

Director: Steve McQueen
Reparto: Michael Fassbender, Carey Mulligan, James Badge Dale, Nicole Beharie, Hannah Ware
Sinopsis:Brandon es un apuesto treintañero neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su agitada vida sexual. Obesionado con el sexo, Brandon se pasa el día viendo páginas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Un día aparece su hermana menor Sissy en casa sin avisar con la intención de quedarse unos días en su apartamento.

Un asunto real (2012)
Puntuación: 10

Director: Nikolaj Arcel
Reparto: Mads Mikkelsen, Alicia Vikander, Mikkel Boe Følsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik
Sinopsis:Para la joven Carolina Matilde (Alicia Vikander), casada siendo una adolescente con el rey de Dinamarca Christian VII, es un horror vivir con un marido ciclotímico y estrafalario que propone medidas como nombrar a su perro miembro honorario del Consejo de Estado, o que circulen en Copenhague por la noche carruajes vacíos para recoger a los borrachos. Así las cosas, Carolina se rinde a los encantos del médico personal del rey, un intelectual progresista (Mads Mikkelsen) que se verá dividido entre su lealtad al rey, su amor a la reina y su oportunidad de convertir una Dinamarca aún medieval en un país ilustrado.

Melancolía (2011)
Puntuación: 7

Director: Lars von Trier
Reparto: Kirsten Dunst, Alexander Skarsgård, Kiefer Sutherland, Charlotte Gainsbourg, Charlotte Rampling
Sinopsis:Justine (Kirsten Dunst) y Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra...

Valhalla Rising (2009)
Puntuación: 8

Director: Nicolas Winding Refn
Reparto: Mads Mikkelsen, Gary Lewis, Maarten Stevenson, Jamie Sives, Ewan Stewart, Alexander Morton
Sinopsis:Edad Media, siglo X. One-Eye, un enigmático guerrero con una fuerza sobrehumana, que ha permanecido esclavizado durante años, mata a su amo y logra escapar con la ayuda de un niño al que lleva consigo. Tras enrolarse en un barco vikingo, emprenden un viaje que los lleva a una tierra desconocida, donde reinan el dolor y la sangre.

La criatura (2001)
Puntuación: 8

Director: Sebastian Gutierrez
Reparto: Rufus Sewell, Carla Gugino, Jim Piddock, Reno Wilson
Sinopsis:Angus y Lily recorren los pueblos de Irlanda con su puesto ambulante cuando conocen a un viejo marinero de gran fortuna. Tras llevarle hasta su castillo, el marinero les enseña su más preciada captura: una sirena de verdad, viva, encerrada en un tanque de agua. Ávidos de fama y fortuna, Angus y sus hombres roban la criatura marina y planean embarcarla rumbo a América. Tras embarcar con el cargamento, se dan cuenta de que el animal que poseen es tan peligroso como bello. Pero nada puede prepararles para el terror que les espera cuando la corriente les va arrastrando mar adentro.

En la casa (2012)
Puntuación: 6

Director: François Ozon
Reparto: Fabrice Luchini, Ernst Umhauer, Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner, Diana Stewart
Sinopsis:Un profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos, descubre entusiasmado que, por el contrario, el chico que se sienta al fondo de la clase, muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Este chico, que se siente extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros, escribirá, animado por el profesor, una especie de novela sobre esa familia (y también sobre el profesor), en la que es difícil distinguir entre realidad y ficción.

El violín rojo (1998)
Puntuación: 9

Director: François Girard
Reparto: Samuel L. Jackson, Greta Scacchi, Jason Flemyng, Colm Feore, Carlo Cecchi, Irene Grazioli, Jean-Luc Bideau, Sylvia Chang
Sinopsis:En un taller de la Italia del siglo XVII, un maestro artesanal crea su obra definitiva, un violín perfecto y barnizado en rojo, para su hijo a punto de nacer. A partir de ese momento, el instrumento viaja desde Europa a Canadá, pasando por China, hasta la época actual.


Este mes tampoco ha estado mal en cuanto a series. Con la que más he disfrutado ha sido con la primera temporada de Father Brown, una serie de la BBC que adapta Los relatos del padre Brown que escribió G. K. Chesterton (1874-1936). Este simpático clérigo tiene que investigar una serie de misterios y crímenes que acontecen en su parroquia. Os advierto que no tiene demasiadas pretensiones: los casos de asesinato que tiene que resolver son bastante previsibles y poco complicados. Pero eso no es ningún impedimento para poder disfrutarla, porque además está llena de humor e ironía. Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación, que es una delicia: se desarrolla en un típico pueblo inglés, con su iglesia, sus casas con jardines... Típicamente british.

Eleventh Hour (2008)
Primera temporada: 18 capítulos
Puntuación: 8

Director: Stephen Gallagher
Reparto: Rufus Sewell, Marley Shelton
Sinopsis:Adaptación de una miniserie británica de la cadena ITV protagonizada por Patrick Stewart. Su argumento gira en torno a las investigaciones de un asesor científico del gobierno, el Dr. Jacob Hood (Rufus Sewell). Hood es un brillante biofísico que trabaja como Asesor Especial del FBI, y está encargado de investigar crímenes y crisis de naturaleza científica. Es un trabajo peligroso, por lo que al Dr. Hood lo acompaña y protege la Agente Especial del FBI Rachel Young (Marley Shelton). Entre los productores de esta exitosa serie -con muy buenos resultados de audiencia en su primera temporada- se encuentran los conocidos Jerry Bruckheimer y Danny Cannon.

Mr Selfridge (2013)
Primera temporada: 10 capítulos
Puntuación: 7

Director: Anthony Byrne, Michael Keillor, Jon Jones, John Strickland
Reparto: Jeremy Piven, Tom Goodman-Hill, Amanda Abbington, Katherine Kelly, Poppy Lee Friar, Will Payne
Sinopsis:Ambientada en 1909 en Londres, durante un período de tiempo en que las mujeres disfrutan de una cantidad cada vez mayor de libertad, cuenta la historia de Harry Gordon Selfridge, fundador de Selfridges almacenes.

Dancing on the edge (2013)
Miniserie de 5 capítulos
Puntuación: 6

Director: Stephen Poliakoff
Reparto: Chiwetel Ejiofor, John Goodman, Matthew Goode, Jacqueline Bisset, Jenna-Louise Coleman, Anthony Head
Sinopsis:Londres, años 30. La Louise Lester Band busca la fama en fiestas y espectáculos de la alta sociedad. Las tensiones raciales en este refinado y elegante mundo provocan el asesinato de la gran cantante Jessie. Cuando el cerco empieza a cerrarse en torno a Louise y otros personajes, se dan cuenta de que su única salida es huir de Inglaterra.

Espías de Varsovia (2013)
Miniserie de 2 capítulos
Puntuación: 6

Director: Coky Giedroyc
Reparto: David Tennant, Janet Montgomery, Radoslaw Kaim, Burn Gorman, Gregg Lowe, Linda Bassett, Allan Corduner
Sinopsis:Un agregado militar de la embajada de Francia se introduce en un mundo de secuestro, traición e intriga en los salones diplomáticos y callejones de Varsovia.

Father Brown (2013)
Primera temporada: 10 capítulos
Puntuación: 8

Director: Tahsin Guner, Rachel Flowerday
Reparto: Mark Williams, Hugo Speer, Sorcha Cusack, Nancy Carroll, Kasia Koleczek, David Claridge, Alex Price
Sinopsis:Serie inspirada en los relatos de G.K. Chesterton, pero situada en un pequeño pueblo de Inglaterra a principio de los años 50, sobre un sacerdote católico que tiene un don para resolver misterios.

Shetland (2013)
Primera temporada: 2 capítulos
Puntuación: 6

Director: Will Ridgeon
Reparto: Douglas Henshall, Steven Robertson, Gemma Chan, Alison O'Donnell
Sinopsis:Una serie de crimen y misterio ambientada en las islas Shetland. El detective Jimmy Perez, un nativo de Shetland que vuelve a casa tras un largo período, deberá investigar una serie de asesinatos.

El tapiz de Bayeux: una fuente de gran valor

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Eltapiz de Bayeux es una fuente histórica y artística de valor incalculable. A mí siempre me ha fascinado. De hecho, los tapices en general me gustan mucho; me parece increíble la paciencia del tejedor y las horas invertidas para historiar sobre una tela un hecho histórico de gran relevancia o cualquier otro tema simbólico. Uno de mis preferidos son los tapices de La dama y el unicornio, de finales del siglo XV, que se encuentran en el museo de Cluny de París, en una sala especial que realza todo su esplendor.

Pero en esta ocasión no voy a hablaros de estos tapices, sino de otro que tiene una gran fama: el tapiz de Bayeux, que recibe este nombre porque se encuentra en la localidad francesa de Bayeux, en el Musée de la Reine Mathilde. Está bordado sobre un lienzo de lino blanco de 68 metros de largo y 53 centímetros de alto, dividido por 58 escenas que cuentan la conquista normanda de Inglaterra, producida en el siglo XI. Os pongo en antecedentes: el reino de Inglaterra se formó en el siglo X, con alternancia en el poder de dinastías anglosajonas y reyes daneses que se disputaban el territorio de la llamada heptarquía, los siete dominios originales, entre los que destacaba el condado de Wessex. Cuando Canuto el Atrevido, último rey danés, murió sin herederos, en 1042, lo sucedió su hermanastro por parte de madre, Eduardo el Confesor, un sajón que había pasado 25 años desterrado en Normandía. Eduardo inauguró un largo período de paz y prosperidad, pero tuvo que hacer frente a la rebelión de Godwin, duque de Wessex, que se oponía a la influencia normanda promovida por el rey. Pese a todo, Eduardo decidió que su sucesor sería Guillermo, duque de Normandía, y relegó a segundo plano las reivindicaciones anglosajonas. Pero a la muerte de Eduardo en 1066, fue Haroldo, hijo de Godwin, quien se proclamó rey con el respaldo de la nobleza local. Guillermo, con el aval del Papa, cruzó el canal de La Mancha con una flota y se enfrentó con Haroldo en la batalla de Hastings, donde Haroldo halló la muerte. Empezaba así el dominio normando en Inglaterra, que influyó profundamente en la historia de Gran Bretaña.

La suerte del conflicto entre el normando Guillermo y el anglosajón Haroldo II se decidió el 14 de octubre de 1066 en lo alto de Senlac Hill, a unos pocos kilómetros de Hastings (Sussex). En este cerro se atrincheró la infantería pesada de Haroldo, atacada durante todo el día por los arqueros y la caballería de los normandos. Por la mañana, la ofensiva de los normandos no obtuvo ningún resultado, pero luego las filas de los sajones empezaron a resquebrajarse, hasta que la caballería logró penetrar en su formación y mató a Haroldo. 

El tapiz se atribuyó durante mucho tiempo a Matilde de Francia, esposa de Guillermo el Conquistador. Pero probablemente fue un encargo de Odón, hermanastro de Guillermo y obispo de Bayeux, y se confeccionó en Inglaterra, en Kent, de donde era duque Odón. De allí lo llevaron a Francia, a Bayeux, donde el tapiz debía exponerse en la catedral de la ciudad como testimonio de la gloria normanda. En este fragmento, los drakkar normandos surcan las aguas del canal de La Mancha para arribar a Inglaterra.

El tapiz no es sólo un despliegue de información sobre los usos y costumbres de una batalla medieval, sino que también aparece, en las franjas superior e inferior, escenas de la vida diaria, como las labores agrícolas. Para analizarlo más profundamente, os he copiado un fragmento del libro La caballería y el mundo caballeresco, de Josef Fleckenstein:

Es una suerte que, además de las fuentes narrativas, se nos haya conservado un testimonio visual de gran calidad de aquel acontecimiento: el famoso tapiz de Bayeux. El tapiz representa la batalla como un combate entre jinetes. El principal interés se centra claramente en la caballería, que es también la que decide el resultado. Los normandos se aseguraron la superioridad táctica mediante un ataque por sorpresa de su ejército de caballería. Los guerreros de a caballo de ambos bandos, llamados también milites, como en Francia, portan cotas de nudillos y ojetes, además de escudos largos almendrados y yelmos con protector de nariz, denominados a menudo en literatura cascos normandos. Los escudos largos llevan por lo general un cerco de color y están decorados con dibujos ornamentales o figuras; sirven, evidentemente, para caracterizar a sus portadores, por lo que funcionan como un precedente del escudo de armas, sin serlo aún de manera genuina. La forma del escudo suele denominarse también normanda, aunque esta atribución sea dudosa -en la medida en que, a pesar de aparecer testimoniada por primera vez en el tapiz de Bayeux, lo mismo que el nasal o protector de nariz, no lo portan sólo los normandos sino también sus enemigos, los sajones-. Permítasenos, no obstante, la hipótesis de que los normandos contribuyeron, al menos, de manera importante al desarrollo y propagación de esta forma de escudo, que sin duda alguna perfeccionaron.


La serie de imágenes del tapiz describe de un modo especialmente impresionante el uso de las principales armas de ataque, la lanza y la espada, común desde siempre entre los milites. Como es natural, la espada sólo se utilizaba cuando el combate no se había decidido a lanzadas o cuando la lanza se había quebrado. Pero lo más revelador es la posibilidad de reconocer los distintos tipos de manejo de la lanza. Durante la marcha, se lleva apoyando el regatón en el estribo y, a menudo, al hombro, o sostenida libremente en la mano. La imagen, sin embargo, cambia durante el ataque. En ese momento, el jinete procura alargar su alcance arrojando la lanza sobre el contrario, pero la manera más segura y eficaz de utilizarla consiste en alancear con ella, sobre todo cuando se ataca en formación cerrada. El jinete debe estar en ambos casos firmemente asentado, posición permitida por el uso del estribo. De hecho, todos los milites aparecen representados en el tapiz con el estribo y también con espuelas, que en el apogeo de la caballería se convertirán en símbolo de la condición caballeresca.



El tapiz reproduce una imagen de la batalla poco habitual por su amplitud y nos proporciona adicionalmente algunas indicaciones que merecen nuestra atención. Así, por ejemplo, uno de los participantes en la batalla es el obispo Odón de Bayeux, hermanastro del duque Guillermo. El obispo aparece revestido de la armadura acostumbrada, pero por su condición episcopal no porta espada sino una maza. Así, el hecho de que el obispo Odón de Bayeux prestara personalmente servicio de armas no constituye ninguna rareza sino que nos demuestra que los normandos fueron unos aplicados alumnos de los francos, pues responde a la práctica observada ya en Carlomagno de integrar en el servicio de la guerra a los magnates espirituales al igual que a todos los demás vasallos de la corona. El obispo Odón se limitaba, por tanto, a cumplir con su deber feudal. Sin embargo, es notable que, a pesar de cubrirse con una armadura completa, porta maza en vez de espada. El servicio de guerra estaba prohibido a los clérigos por el mandamiento eclesiástico según el cual quien echa mano de la espada, morirá por la espada. Al portar maza, el obispo evita formalmente incurrir en culpa, a pesar de que la maza sirve para el mismo objetivo que la espada.

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Parte de la información la he extraído de dos libros que os recomiendo: uno es Cómo leer la historia en el arte, de Burkhard Schwetje y Flavio Febbraro. Los autores seleccionan momentos históricos relevantes y los ilustran con una pintura que también destaca ese preciso acontecimiento de la historia. El otro es La caballería y el mundo caballeresco, de Josef Fleckenstein, un estudio sobre el nacimiento y la consolidación en la Europa medieval de esta clase social.

Compras literarias (3)

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Han pasado casi cuatro meses desde la última vez que os mostré mis últimas compras literarias. Así que ya toca un nuevo repaso. Esta vez, he comprado o me han regalado -porque también fue mi cumpleaños- diversos clásicos y libros de historia que tenía muchas ganas de tener. Por ejemplo, empezamos por dos clásicos italianos de finales del medievo y principios del Renacimiento. El primero, El Príncipe, es una nueva edición que ha publicado Ariel con motivo del quinto centenario de su publicación. Es una buena oportunidad para hacerse con este clásico que aún influye en la actualidad. El segundo, el Decamerón, es otro clásico que debe figurar en cualquier buena biblioteca. Debolsillo lo acaba de publicar en tapa dura y con una excelente introducción de Vittore Branca, titulada Boccaccio medieval. Si queréis profundizar un poco más sobre uno de los cuentos que aparece en el libro, Nastagio degli Onesti, os remito a una serie de artículos que escribí sobre Boccaccio y Botticelli.
  • El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo: En la línea de «El arte de la prudencia» de Baltasar Gracián, y pese a que hay varias ediciones de «El príncipe» en el mercado, esta nueva edición, que coincide con el quinto centenario de su escritura, posee un triple valor añadido: una cuidada traducción realizada por el prestigioso profesor Emilio Blanco, una selección de textos inéditos de Maquiavelo sobre la ambición, la ingratitud, la fortuna y la ocasión y unos mapas conceptuales con los principales conceptos de «El príncipe».
  • Decamerón, de Boccaccio: Giovanni Boccaccio logró con el Decamerón, en palabras de Herman Hesse, «la primera gran obra maestra de la narrativa europea». Titulado así por la palabra griega que designa «diez jornadas», es uno de los grandes monumentos de la literatura universal. Siete damas y tres jóvenes se retiran a las afueras de Florencia huyendo de la peste de 1348. Allí permanecen diez días con sus diez noches y, para distraerse, cada uno de ellos debe hacerse cargo de una jornada completa de entretenimiento. La actividad principal se centra en la narración de cuentos de amor y muerte y engaño, protagonizados por clérigos lascivos, reyes locos, amantes taimados y milagreros farsantes, entre otros. Abre esta edición el célebre ensayo Boccaccio medieval, donde Vittore Branca disecciona el espíritu boccacciano para reivindicar su gozosa tradición medieval y rechazar las lecturas renacentistas espurias y forzadas.


Tampoco puede faltar en mis compras literarias algún libro de historia medieval. En esta ocasión, me decidí por uno un tanto macabro que nos hace reflexionar sobre la naturaleza de la guerra a partir de las atrocidades que se cometían en la Edad Media.
  • A hierro y fuego. Las atrocidades de la guerra en la Edad Media, de Sean McGlynn: Desmitificando los tópicos con que se nos suelen presentar los tiempos de la caballería, Sean McGlynn, profesor de la Universidad de Bristol, nos descubre en este libro la salvaje realidad de la guerra en la Edad Media: una realidad de trato brutal contra soldados y civiles, de presos masacrados, ciudades saqueadas, campos devastados… Nada de esto era fortuito, sino que estaba encaminado a lograr unos determinados objetivos. No se trata, sin embargo, de contarnos horrores del pasado, sino de hacernos reflexionar acerca de la naturaleza de la guerra, acerca de problemas que tienen plena vigencia en el siglo XXI.



Zoé Oldenbourg (1916-2002) me encanta. Historiadora especializada en la Edad Media francesa, se dedicó a escribir diversas novelas sobre el mundo del catarismo, como Las ciudades carnales y Los quemados, dos novelas que os recomiendo encarecidamente. Tiene una narrativa bastante particular, pero para los amantes de este tema en concreto es una autora imprescindible. Es una pena que sólo se encuentren en castellano sus obras más conocidas. Ando detrás de otro de sus libros más memorables, Las cruzadas. Lo tengo localizado. El problema es que está hecho polvo. Me parece que voy a comprarlo igualmente, porque lo que realmente importa no es que quede bien en la estantería, sino el conocimiento que reside en él.
  • Barro y cenizas, de Zoé Oldenbourg: En los confines de la Champaña y la Borgoña, en el siglo XII francés, se desarrolla la vida conyugal de la hermosa Aalais y de Ansiau, barón de Linnières: su amor, su separación, los hijos, su senectud y su muerte.
  • La piedra angular, de Zoé Oldenbourg: Un impresionante retablo de hombres y paisajes -desde los caminos del Languedoc hasta los valles de Palestina- del lejano mundo feudal prodigiosamente reconstruido en un libro que ha sido calificado como la mejor novela histórica de todos los tiempos.


Cada Sant Jordi tengo la costumbre de comprarme algún libro. Además, también coincide con el Día del Libro, así que es una buena oportunidad para darse un capricho o encontrar algunos saldos. Este año, he comprado dos libros descatalogados a muy buen precio: uno de ellos es la Breve historia de la Orden del Temple, del historiador José Luis Corral -un libro que no conocía pero que me atrajo inmediatamente-. El otro es una pequeña maravilla: El maleficio, de Jean Lorrain (1855-1906). Tengo cierta predilección por los autores decadentistas y simbolistas franceses. Jean Lorrain es uno de ellos, un dandi extraordinario, polémico, caído en la espiral del vicio, poeta. De momento sólo he leído Monsieur de Bougrelon, una obra maestra publicada por Cabaret Voltaire, que nos cuenta la historia del señor de Bougrelon, un dandi olvidado, extravagante, pasado de moda. Según los editores, es un retrato literario magistral, a inscribir sin ningún género de duda en el panteón de la estética fin-de-siècle, muy cerca del Des Esseintes de Huysmans.
  • Breve historia de la Orden del Temple, de José Luis Corral: Este ensayo pone en claro muchos de los mitos que se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos acerca de la Orden del Temple. Esta obra nos descubre las interioridades de la mítica orden, explicándonos todo tipo de detalles curiosos: la jornada de un templario en tiempos de paz, las normas por las que se regía la orden, las circunstancias en que se implicó en las Cruzadas, la estructura jerárquica, el modo en que se financiaba, sus conflictos con la aristocracia y la realeza europea... Un completo y documentador ensayo en el que se rehuye de los ritos, mitos y leyendas que a lo largo de los siglos se han ido forjando en torno a una de las instituciones más fascinantes, enigmáticas y controvertidas de la historia.


  • El maleficio, de Jean Lorrain: El perverso señor de Phocas, personaje central de esta novela, resume por sí solo todo el espíritu de su autor. Esta novela, fundamental para entender el surrealismo, constituye, como toda la obra de Lorrain, una feroz y despiadada crónica mundana del París nocturno y cosmopolita de la belle époque.El protagonista se desliza sin control en una espiral de excesos que lo lleva a un mundo alucinado. Una novela negra que refleja la decadencia decimonónica y arranca las máscaras que, hoy como entonces, nos esconden.


Uno de los períodos del arte que más me gusta es el Romanticismo. Hacía mucho tiempo que sentía la inquietud de leer el que se considera su texto fundacional, a pesar de que Victor Hugo lo escribió en un año ya bastante tardío (1827). El manifiesto romántico es un prefacio que el autor escribió para su obra de teatro Cromwell. La editorial Península lo ha publicado de manera autónoma, junto con otro texto sobre Shakespeare que Victor Hugo escribió para ensalzar la figura del dramaturgo. En esta ocasión, os puedo ofrecer una pequeña reseña, porque ya lo he leído: se trata de un libro denso, difícil de entender, con algunas partes que me parecieron bastante pesadas, pero con otras realmente sublimes. Victor Hugo expone sus ideas sobre el teatro de su época, rompiendo radicalmente con las tradiciones clásicas, es decir, con la unidad de acción, espacio y tiempo. Nos ofrece un texto fundamental para entender lo que representó el movimiento romántico respecto a lo que hasta entonces había predominado: la tradición clásica en las artes.
  • Manifiesto romántico, de Victor Hugo: En efecto, la sociedad comienza cantando lo que sueña, cuenta después lo que hace y, en fin, se pone a pintar lo que piensa. Es por esta última razón, digámoslo de paso, que el drama, uniendo las cualidades más opuestas, puede estar al mismo tiempo lleno de profundidad y lleno de relieve y ser simultáneamente filosófico y pintoresco. Sería consecuente añadir aquí que todas las cosas pasan.


No voy a negar que yo también me siento seducida por la moda de los cupcakes, esas magdalenas recubiertas con chocolate, caramelo, queso fresco, limón... Hay para todos los gustos. Así que un día, cuando vi que Libros Cúpula había publicado un mini libro, bastante asequible de precio, dedicado a los cupcakes, decidí comprarlo. Es un librito interesante, cómodo y fácil de utilizar. ¡A practicar!
  • Cupcakes, de Estérelle Payany: 28 sabrosas recetas, divertidas y vistosas, en un minilibro que podrás llevar siempre contigo para cocinar cómodamente y con estilo en cualquier ocasión, ya sea en tu casa, de vacaciones o en una reunión de amigos.


El Duomo de Milán, un recorrido en imágenes

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Cuando hice mi crónica de los dos días que pasé en Milán, os dije que dedicaría una entrada especial al Duomo. He tardado un poco, ¡pero aquí la tenéis! De todas las catedrales que he visto, la de Milán es, sin duda, una de mis favoritas (junto a la de Saint-Denis de París). Quizá me gustó tanto porque el visitante tiene la posibilidad de subir a las terrazas, desde donde se puede contemplar la catedral de una manera privilegiada. Os aseguro que es una experiencia increíble estar rodeada de pináculos, agujas, estatuas, gárgolas, capiteles, ventanas con preciosas tracerías... Y cuando estás allí, te preguntas cómo fue posible construir esta maravilla arquitectónica en una época en que no existían los mismos recursos que ahora. O cómo fue posible este derroche de imaginación y fantasía. Es una lástima que estuviera en obras el punto más alto de la catedral, donde se alza la Madonnina, una estatua de cobre dorado realizada por Giuseppe Perego en 1774. También es preciso destacar que su construcción se prolongó a lo largo de los siglos. Empezaron en el siglo XIV, pero no fue hasta el siglo XIX que se completó: la fachada, dividida en cinco partes, se terminó en 1814. Es por eso que la catedral presenta una mezcla de estilos: predomina el gótico y el neogótico, pero también tiene toques renacentistas y barrocos.

La catedral de Milán, con sus 157 metros de longitud y un espacio para más de 40.000 personas en su interior, es una de las catedrales católicas más grandes del mundo, la segunda de Italia después de la basílica de San Pedro en Roma. Tiene cinco naves, una central y dos laterales por cada lado. El lugar donde se alza, ahora en el corazón de la ciudad de Milán, estuvo ocupado desde el siglo V por la basílica de San Ambrosio. Luego, en el año 836, se le agregó la basílica de Santa Tecla, pero en 1075 ambos edificios fueron destruidos por un incendio y se emprendió, en 1386, la construcción del Duomo, de ladrillo revestido de mármol de Candoglia -de un precioso blanco con tonalidades rosadas-. Su interior, en cambio, presenta un mármol más oscurecido, con largas columnas rematadas por grandes capiteles decorados con estatuas. De hecho, en toda la catedral hay un total de 3400 estatuas, 96 gárgolas y 135 agujas, encima de las cuales también se alzan estatuas diversas. Las puertas de acceso son dignas de mención: son cinco grandes puertas de bronce decoradas con relieves que narran algunos de los episodios centrales de la Biblia, como la pasión de Cristo o la vida de la Virgen. Son tremendamente espectaculares.

No os quiero abrumar con más datos. Más o menos ya nos hemos hecho a la idea de la importancia que tiene la catedral de Milán a nivel artístico. Así que os dejo con algunas de las fotografías más bonitas que hice. ¡Espero que os gusten!






















Canaletto: vistas venecianas

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Las pinturas de Canaletto parecen estampas turísticas. Siempre me ha fascinado su precisión pictórica, su pincelada tan detallista y minuciosa. Cada pintura de Canaletto es una obra maestra. En esta ocasión, os traigo algunas de las que realizó en Venecia. Unas pinturas que nos transportan a la ciudad de los canales. Su punto de vista nos introduce en sus calles. Paseamos por la Piazza de San Marco. Nos sentamos cerca de la basílica de Santa Maria della Salute. Nos relajamos en una góndola. Compartimos sus fiestas y tradiciones. Respiramos la Venecia del siglo XVIII.

Pintor veneciano, el más famoso pintor de vistas del siglo XVIII. Comenzó a trabajar realizando decorados teatrales (la profesión de su padre), pero se inclinó hacia la pintura durante una visita a Roma en 1719-1720, en que recibió la influencia de Giovanni Paolo Panini. Hacia 1723 pintaba efectistas y pintorescas vistas de Venecia, caracterizadas por fuertes contrastes de luz y sombra y por su libre ejecución. Mientras, en parte debido a la influencia de Luca Carlevaris, y en buena medida rivalizando con él, Canaletto comenzó a ejecutar vistas mucho más precisas topográficamente, de punto de vista más alto, y de ejecución más minuciosa y tersa, características que determinan la mayor parte de su producción posterior. Al mismo tiempo, fue cada vez más prolífica su producción de dibujos, tanto a lápiz com a tinta, y comenzó a pintar los temas de ceremonias y fiestas que finalmente formaron una parte importante de su obra.

Sus clientes fueron principalmente coleccionistas ingleses, para quienes realizó a menudo series de vistas de un mismo tamaño. Entre ellos, cabe destacar a Joseph Smith (1682-1770), comerciante inglés de Venecia que fue nombrado cónsul británico allí en 1744. Tal vez fue a instancias suyas como Canaletto amplió su repertorio en la década de los cuarenta, para incluir temas de la tierra firme veneciana y de Roma, y asimismo la producción de numerosos caprichos. También prestó atención creciente a las artes gráficas, realizando una destacable serie de aguafuertes, y muchos dibujos a pluma y a pluma y aguada, como obras independientes y no como preparación de pinturas. Esto le condujo a cambios en su estilo pictórico, agudizando una tendencia ya bien acusada hacia una ejecución estilizada y mecánica.

Utilizó con frecuencia la cámara oscura como recurso para componer. En 1746 fue a Inglaterra. Durante una temporada tuvo mucho éxito, realizando vistas de Londres y diversas viviendas rurales. Después, con la caída de la demanda, su pintura fue haciéndose progresivamente más amanerada y falta de vida, hasta el punto de que llegaron a propagarse rumores, probablemente difundidos por sus rivales, de que en realidad él no era el famoso Canaletto, sino un impostor. En 1755 regresó a Venecia, donde siguió pintando el resto de su vida. Canaletto ejerció una gran influencia en Italia y fuera de ella. Su sobrino Bernardo Bellotto llevó su estilo a Europa central, y entre sus seguidores ingleses están William Marlow y Samuel Scott.

Bacino di San Marco on Ascension Day (1739) 
[Museu Nacional d'Art de Catalunya]

Bacino di San Marco on Ascension Day (1734) 
[Collection of Her Majesty the Queen]

 Regatta on the Grand Canal (1734) 
[Collection of Her Majesty the Queen]

 El Gran Canal, desde San Vio, Venecia (1724)
[Museo Thyssen, Madrid]

 Entrance to Grand Canal and Santa Maria della Salute (1743) 
[National Gallery, Washington]

 La plaza de San Marcos en Venecia (1724) 
[Museo Thyssen, Madrid]

 Piazza San Marco and the Piazetta, South East (1743) 
[National Gallery, Washington]

 Piazza San Marco, South and West (1731) 
[Wadswoth Atheneum Museum, Hartford]

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La pequeña descripción de la vida de Canaletto la he extraído del siempre útil Diccionario de arte de Ian Chilvers. Canaletto es uno de mis pintores favoritos. Contemplar una de sus pinturas es una satisfacción, un deleite visual. También lo son las de su sobrino Bernardo Bellotto, que siguió el estilo vedutista (es decir, el estilo paisajístico de vistas urbanas y panorámicas típico del siglo XVIII) de su tío. Os recomiendo experimentar la visión de un Canaletto. Si ya lo habéis hecho, entenderéis el sentimiento que he tratado transmitir. Para los amantes del paisaje, además, se convierte en una experiencia sublime.

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